LOS SEGUIDORES DE JESÚS ENFRENTAN UNA VIDA DE LUCHA A MUERTE

"Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra" (Sal. 121:1, 2).

A medida que los coches [del tren] se deslizaban lentamente, teníamos la oportunidad de contemplar el paisaje [Suiza] por el que pasábamos... Hay poblaciones en medio de las montañas. Las viviendas parecieran ser antiguas. Muchas de ellas tienen cientos de años... Entonces, cruzábamos a través de grandes ciudades y mis pensamientos eran: ¿quién les comunicará a estas aldeas, villas y ciudades la verdad de la Palabra de Dios?...
Aquí en medio de las rocas y de las cavernas de la tierra, el Señor proporcionó un sitio de refugio para su pueblo. Estas capillas construidas en lo alto de los acantilados que parecieran inaccesibles a los humanos, fueron diseñadas para proporcionar seguridad y protección. Estas construcciones testifican que hubo un tiempo cuando el pueblo de Dios sufrió porque ellos, como fue el caso de Daniel en el pasado, se propusieron en su corazón que habrían de adorar a Dios de acuerdo a los dictados de su propia conciencia. No podían consentir que ninguna persona fuera conciencia de ellos y se sentían más seguros en medio de la desolación de las montañas, donde los animales silvestres hacían su morada lejos de las trampas de los cazadores, que confiar en la misericordia de seres humanos infectados por una religión errada y un celo satánico por mantener las costumbres y tradiciones humanas que se oponían a la religión de la Biblia. Estos eran crueles como lobos sedientos dispuestos a extirpar a todo aquel que se atreviera a diferir con las doctrinas papales; es decir, aquellos que habían adoptado la Biblia y sólo la Biblia como su fundamento, hasta que sus gloriosos rayos eliminaran las tradiciones humanas a su paso, despejando el camino del Señor...
El hombre de pecado es un agente de Satanás. Ha puesto a trabajar su poder inventivo y los planes de Satanás; entonces los seguidores de Jesús deben prepararse para un combate mortal. La autoridad de la iglesia, combinada con las autoridades de la nación, se han combinado a fin de incapacitar la conciencia y transformarse ellos en conciencia para todos. Cualquiera que difiera y se oponga a estos grandes hombres del mundo, influyentes en su fe religiosa y su adoración, fomentará interminables cuestionamientos y no podría guardar esta luz para sí mismo. Cuanto más consideren la pregunta, tanto más han de apartarse de las antiguas tradiciones y acercarse a la Palabra de Dios. Sin embargo, tendrán que afrontar el conflicto, prepararse para la batalla, escalar por encima de la finitud humana y no permitir que los pensamientos de preservación personal los detengan ante la perspectiva de un gran peligro. El Redentor del mundo les ha dado en su vida un ejemplo de lo que deben hacer y de cómo deben ser para conquistar la vida eterna (Manuscrito 52 1886).

E. G. W.

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