¿Has sentido la presencia de Dios al orar?


Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense!… Sé lo que es vivir en la pobreza, y lo que es vivir en la abundancia. He aprendido a vivir en todas y cada una de las circunstancias, tanto a quedar saciado como a pasar hambre, a tener de sobra como a sufrir escasez. Filipenses 4:4, 12 NVI

Que se levante Dios, que sean dispersados sus enemigos, que huyan de su presencia los que le odian. Que desaparezcan del todo, como humo que se disipa con el viento; que perezcan ante Dios los impíos, como cera que se derrite en el fuego. Pero que los justos se alegren y se regocijen; que estén felices y alegres delante de Dios. Canten a Dios, canten salmos a su nombre; aclamen a quien cabalga por las estepas, y regocíjense en su presencia. ¡Su nombre es el Señor! Salmo 68:1-4 NVI

Demasiado a menudo, nos aproximamos al momento de orar con cierta reticencia. Es casi como si dijésemos: "Oh, no, otra vez. Hoy estoy demasiado ocupado como para dedicar tiempo a conversar con Dios". Como indica la oración del Salmo 68, David cultivó una actitud de gozo cuando se acercaba a Dios en oración. Comprendió el gran privilegio que supone poder hablar con el Todopoderoso. Los enemigos de Dios no podrían siquiera permanecer en la presencia de Dios. A pesar de que David estaba asombrado con el poder de Dios, era colmado de gozo porque se le permitía entrar en la presencia de Dios. Era contado entre los que reverenciaban a Dios y obedecían Sus leyes.

Cuando entres en la presencia de Dios a través de la oración, agradécele por el privilegio de escucharte.

De The One Year Book of Bible Prayers (Tyndale House) entrada del 29 de Septiembre.

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