Libres para vencer


Vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servios por amor los unos a los otros. Gálatas 5:13.

El propósito de la vida, el sufrimiento, la muerte y la resurrección de Cristo fue traer libertad al ser humano. Nos libertó de la culpa del pecado al pagar el precio con su vida derramada en el Calvario. Pero la libertad que Cristo quiere darnos no tiene que ver simplemente con nuestro pasado. También quiere libertarnos, en el presente, del dominio que el pecado ejerce en nosotros, y quiere hacerlo por la permanente presencia de su Espíritu, santificando nuestra voluntad y llevándonos a una vida de victoria sobre las tentaciones.

Hay muchos cristianos sinceros que predican y aceptan alegremente la libertad de la culpa, pero no están dispuestos a aceptar la libertad del poder que ejerce sobre ellos. Predicar el perdón sin predicar la victoria sobre el pecado, es predicar un evangelio incompleto.

El versículo de hoy muestra que entre los gálatas había muchas personas que creían en la gracia redentora de Cristo y aceptaban la liberación de la condenación que Cristo ofrecía, pero usaban ese hermoso mensaje para decir que, ya que Cristo los había liberado, no tenían más necesidad de mandamientos. El resultado fue que vivían en la esclavitud de la carne, víctimas sumisas de las pasiones y tendencias pecaminosas.

Cuando Cristo entra genuinamente en la experiencia de una persona, esa persona recibe la liberación de la culpa, o sea el perdón (también llamado justificación). Al continuar viviendo una vida de permanente comunión con Cristo, va siendo liberada del poder que el pecado ejercía en ella (a lo cual llamamos santificación). Pero el Señor Jesús va más lejos. Él promete que, cuando vuelva, seremos liberados completamente de la presencia del pecado en nuestra naturaleza (lo que llamamos glorificación).

La libertad que Cristo ofrece no tiene que ver sólo con nuestro pasado, sino también con nuestro presente y nuestro futuro. Es una libertad completa, y quienes descubren la belleza de la experiencia diaria con Cristo, experimentan las maravillas de las victorias diarias y permanentes en su vida. Esa es la manera como Dios quiere reproducir en nosotros el carácter de Jesús.

De nuevo tienes hoy ante ti un día más de actividades. Eres libre, libre de los temores, del pasado, de los complejos, ¡libre para vencer!

Pr. Alejandro Bullón

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