¿A quién pertenecía la otra voz?


Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones para que no me hicieran daño, porque ante él fui hallado inocente; y aun delante de ti, oh rey, yo no he hecho nada malo. Daniel 6:22.

Mike Wilson, un piloto norteamericano que trabajó con las avionetas misioneras adventistas, en la amazonia brasileña, cuenta que en cierta ocasión fue a los Estados Unidos llevando la avioneta para hacerla examinar como parte de la rutina anual de mantenimiento. Era un viernes por la tarde, poco antes de ponerse el Sol, cuando Mike comenzó a cantar algunos himnos preparando su corazón para el sábado. De repente tuvo la sensación de que había otra voz cantando con él en la avioneta. Dejó de cantar por un momento y sintió que la otra voz continuaba cantando. Sacudió la cabeza y pensó para sí: "Debo estar cansado del viaje; gracias a Dios que ya estoy llegando". La avioneta aterrizó sin mayores complicaciones y Mike, feliz, pudo pasar ese sábado con sus amados y en su país.

A la semana siguiente, cuando fue a recoger la avioneta para regresar al Brasil, el mecánico le preguntó: ¿Usted vino del Brasil con esta avioneta? Debe agradecer a Dios, porque llegó aquí por milagro. La máquina estaba con una pieza completamente rota. Es humanamente imposible que una avioneta en esas condiciones pueda volar tantas horas".

Los milagros no se explican, se aceptan. Mike entendió que esa otra voz que cantaba con él en la avioneta era, sin duda, la voz de un ángel que lo acompañaba y que lo hizo llegar sano y salvo hasta su destino.

En esta vida, amados míos, viajamos muchas horas, y muchas veces el viaje puede ser cansador y peligroso. El enemigo está tratando de llevar tristeza, lágrimas y muerte a los hijos de Dios. Quién sabe si, en estos momentos, no estás sintiendo en tu propia carne lo que estoy diciendo. Tal vez hoy tu corazón esté ¿ herido y tus ojos derramen lágrimas. Pero recuerda: en ningún momento estás solo; los ángeles del Señor están ahí, invisibles, cumpliendo su misión de protegerte y de consolarte.

¡Cuántas veces fuiste un Mike en peligro y ni siquiera te diste cuenta de tu situación! Cada minuto de nuestra vida es un permanente milagro: el aire que respiramos; la lluvia que cae para regar la tierra y permitir que crezca el grano; el sueño que recupera nuestras fuerzas; el Sol, que después de una noche de tinieblas llega trayendo nueva vida y muchas esperanzas. Todo es un milagro permanente. Las manos de los ángeles nos abren los caminos, van sacando las piedras de nuestros pies y las espinas de nuestra frente, van cerrando la boca de los leones y mostrándonos diariamente el amor infinito de Dios.

¿Por qué dudar entonces, cuando un día el Sol no brilla con la misma intensidad? ¿Por qué lamentar cuando la noche es más fría de lo normal? En medio del dolor canta, alaba el nombre de Dios, y sentirás que existe. ¡Alguien más está cantando contigo!

Pr. Alejandro Bullón

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