¿Dónde está el fuego?


Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento, pero el que viene tras mi, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo. Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. S. Mateo 3:11.

Jesús vino a poner fuego en la Tierra. "Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego", fue la promesa de Juan el Bautista. En San Lucas 12:49, Jesús dice: "Fuego vine a echar en la tierra". A lo largo de su vida en este mundo, la presencia de Jesús fue la presencia permanente del fuego: resucitando muertos, curando leprosos, haciendo andar a los paralíticos, purificando la vida de los ladrones y las prostitutas y confrontando a los líderes religiosos con el fuego de sus propias conciencias.

La iglesia primitiva ardía porque había recibido el cumplimiento literal de la promesa: "Y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Todos fueron llenos del Espíritu Santo" (Hechos 2:3, 4). Era una iglesia poderosa, capaz de decirle al paralítico de la puerta del templo: "No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy: en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda" (cap. 3:ó). Cada cristiano ardía. No importa adónde fueran, era imposible que pasaran inadvertidos y el mundo era incendiado con el fuego del evangelio. El resultado era que "el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos" (cap. 2:47). Ya pasaron siglos desde que todo eso sucediera. ¿Dónde está hoy el fuego? ¿Qué sucedió con el fuego que Jesús encendió cuando estuvo en la Tierra y que su iglesia debía continuar acrecentando?

Con tristeza en los ojos, el Señor Jesús mira a su iglesia y llora: "Conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente" (Apocalipsis 3:15). Qué tragedia. No dejamos ni siquiera que el fuego se apague completamente. Lo mantenemos suficientemente vivo como para aplacar la conciencia, pero insuficiente como para que el mundo lo note.

¿Cuál es la solución para nuestra debilidad humana? ¿Qué significa fuego? "Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego", dice el versículo de hoy. El fuego es uno de los símbolos del Espíritu Santo. ¿Qué debemos hacer para recibir el Espíritu Santo? Debemos ir cada día a Jesús llevando nuestras cargas e imperfecciones. Debemos confiar en él, mantenernos unidos a él, a través de la oración, del estudio de la Biblia y de la sensación permanente de su presencia en todo lo que hacemos. Entonces, él habitará en nosotros por la presencia de su Santo Espíritu. Su fuego arderá en nuestro corazón, mostrándonos el camino en que debemos andar. Y a medida que prestemos oídos a sus consejos, seremos cada día más semejantes a Jesús, y el mundo verá en nosotros el fuego de la santidad, como vio la gloria de Dios en el rostro de Moisés cuando éste retornó después de pasar cuarenta días con el Padre.

¿Dónde está el fuego hoy? Está ahí, a nuestra disposición. Esperando por nosotros, deseando arder en nosotros, deseando incendiar el mundo a través de nosotros. ¿Le permitiremos que lo haga?

Pr. Alejandro Bullón

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