SEGURO DE SU PRESENCIA


(Foto: Sebas)

A la presencia de Jehová tiembla la tierra, a la presencia del Dios de Jacob. Sal. 114:7

El salmo de hoy es un himno de alabanza por la manera extraordinaria ,—como Dios cuidó a Israel a lo largo del peregrinaje por el desierto. Enfrentaron necesidades, pero nada les faltó. Los rodearon peligrosa pero ninguno los alcanzó.

Los hijos de Dios continúan peregrinando en el desierto de esta vida. Se encuentran diariamente ante “Mares Rojos”, imposibles de ser atravesados. Peligros. Muchos peligros. Desde víboras venenosas hasta fieras hambrientas.

En todas esas circunstancias, el poder divino se manifestará, como se manifestó en el desierto. Nada, ni nadie, fue capaz de interrumpir la peregrinación del pueblo de Israel rumbo a su glorioso destino. Nada, tampoco hoy, será capaz de impedir que tú alcances el ideal para el cual Dios te llamó. El instrumento de Dios para guiarte es su poder, revelado en su presencia. En las palabras del salmista, la tierra se estremece ante la presencia del Señor.

La misma presencia del Señor hace temblar. ¿Protege a sus hijos? ¿Por qué destruye a unos y salva a otros? ¿De qué depende? ¿Cuál es el impacto que la a de Dios causa en tu vida? En el jardín del Edén, Adán y Eva se escondieron de la presencia del Señor. Jonás huyó de la presencia de Dios. Cuando Cristo vuelva, unos levantarán la mano para recibirlo con alegría, mientras que otros, llorando, gritarán a los montes y a las rocas: “Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono”.

Si hoy tú huyes de la presencia de Dios, con certeza huirás también en el día final. Si tú aprendes a andar todos los días en la presencia de Jesús, cuando él aparezca en las nubes de los cielos levantarás los brazos para recibirlo. Tu actitud diaria ante la presencia de Dios, determinará si ella será para ti protección o destrucción en el día final.

Haz de este día, un día de compañerismo con Jesús. Pon tu frágil mano en el brazo poderoso del Señor y deja que él te conduzca de victoria en victoria, en medio del desierto de esta vida.
Si lo haces así, nada detendrá tu marcha, porque: “A la presencia de Jehová tiembla la tierra, a la presencia del Dios de Jacob”.

Pr. Alejandro Bullón

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