EL CETRO DE LOS IMPÍOS

No permanecerá, pues, el cetro de los impíos sobre la heredad de los justos; no sea que también los justos extiendan sus manos hacia la iniquidad. Sal. 125:3 (Straubinger).

Me cansé de ser bueno". Esa fue la explicación que aquel hombre dio al ser descubierto en flagrante delito. La noticia corrió como una bomba por toda la fábrica, porque era considerado un empleado modelo entre los quinientos trabajadores de la empresa. El versículo de hoy explica eso. La actitud de los impíos es tan grosera, tan descarada e impune, que el justo corre el peligro de "extender la mano a la iniquidad".

El salmista habla del "cetro de los impíos". ¿Por qué el cetro? Los reyes usan el cetro como símbolo de su realeza, poder y soberanía. En este mundo de pecado, los impíos de algún modo gobiernan y ejercen poder. Se consideran reyes. Sienten que están por encima de la ley. La burlan o la compran. Sobornan conciencias, condenan al inocente y "explican" sus actos de maldad.

Dios promete que esta situación "no permanecerá". Tú entiendes el sentido de permanencia cuando miras hacia los montes. Los montes son permanentes y parecen eternos. Las nubes pasan y los árboles nacen, crecen y mueren, las generaciones se siguen unas a otras, pero los montes permanecen en el mismo lugar.

"El cetro de los impíos" no será como los montes. Una persona sin Dios y sin escrúpulos, puede conseguir dinero, fama, poder y honra, pero todo es como las nubes. Hoy es, y mañana no es.

El mal parece vencer al bien. Hoy y mañana tal vez, pero siempre hay un pasado mañana, en que la justicia prevalecerá. Esto no es solamente una promesa, es una realidad. Si tú miras la historia en retrospectiva, verás a reyes, naciones e imperios que se consideraban indestructibles, derrumbarse un día, de manera tal que hoy apenas quedan rastros.

Por tanto, continúa luchando y enalteciendo los valores en tus actitudes diarias. No temas que te consideren un soñador o un idealista. No tengas envidia de la "prosperidad" de los hombres sin Dios.

Sé justo. Busca diariamente fuerzas en Jesús. No permitas que la injusticia de los hombres traiga amargura a tu corazón. Valoriza las cosas simples, que duran para siempre, porque "No permanecerá, pues, el cetro de los impíos sobre la heredad de los justos; no sea que también los justos extiendan sus manos hacia la iniquidad".

Pr. Alejandro Bullón

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