Hacia la eternidad (video-Reflexión)



Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. 1 Corintios 13:12.
La obra de nuestra vida es una preparación para la eterna. La educación que empezamos aquí no se concluye en esta vida, sino que se ha de proseguir por toda la eternidad, progresando siempre, sin terminar jamás. La sabiduría y el amor de Dios manifestados en el plan de redención nos serán revelados cada vez más completamente. El Salvador, al llevar a sus hijos a las fuentes de aguas vivas, les concederá ricos caudales de conocimiento. Y día tras día las maravillosas obras de Dios, las evidencias de su poder en la creación y sostenimiento del universo, se manifestarán a la mente con nueva belleza. Gracias a la luz que procede del trono, desaparecerán los misterios, y el alma se llenará de admiración ante la sencillez de las cosas que nunca antes habían sido comprendidas.
Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara; ahora conocemos en parte; mas entonces conoceremos como somos conocidos.—El Ministerio de Curación, 371.
Pensad en lo que significará estudiar durante las edades eternas bajo la instrucción personal de Cristo. En medio de los conflictos actuales y las tentaciones, en éste nuestro día de prueba, debemos formar caracteres que nos preparen para obtener una vida que se mida con la de Dios.—Carta 264, 1903.
Debemos tener los ojos puestos en la gloria de Dios, y en esa forma crecer en gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Mientras más seria y diligentemente busquemos la sabiduría divina, más firmemente nos afianzaremos en la verdad.—The Youth’s Instructor, 28 de junio de 1894.
Este texto viene del libro Hijos e Hijas de Dios, escrito por Elena G. de White. Para obtener más de sus libros, visite EGWWritings.org.

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