ATESORA LA PALABRA DE DIOS


¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra. Sal. 119:9.

Mohammed Sidique Khan explotó una bomba en el tren subterráneo que pasaba por la estación Edgware Road, en Inglaterra, el fatídico 7 de julio de 2005. Yo estaba ese día en Saint Louis, Missouri, cuando supe del terrible atentado que mató seis personas.

Los investigadores descubrieron que Kahn era maestro de niños con problemas de aprendizaje, y que tenía una hijita de un año. Sus amigos dijeron que de niño y adolescente, Kahn era dulce y bueno, pero comenzó a juntarse con personas radicales y poco a poco se hizo frío, duro y calculador.

En relación con lo que una persona cree, menciono a este joven como ejemplo de lo que la repetición constante de una línea de conducta puede hacer. Evidentemente Khan había escogido el camino de la violencia, que no tiene justificación desde ningún punto de vista.

El salmista menciona en el texto de hoy "el camino". Aparentemente, se refiere a un camino sucio que necesita ser limpiado. La palabra hebrea que se usa aquí para "guardar", quiere decir literalmente, "limpiar", es decir, purificar, arreglar.

El camino, en hebreo orach, se usa generalmente para describir la huella por donde pasaban los carros cuando la tierra estaba húmeda, luego de la lluvia, que se endurece cuando el sol calienta. Todo indica que los carros que vendrán después, pasarán por la misma huella.

El salmista habla de alguien que por repetidas ocasiones siguió el camino del mal y cuyo corazón quedó endurecido e insensible para el bien.

¿Hay remedio para esa persona? ¡Sí! El remedio de la Palabra de Dios. El que descubre los consejos divinos y los comienza a practicar, con certeza en poco tiempo va a descubrir que delante de él se abre otra ruta, otra huella que lo conducirá al terreno del servicio y del bien.

Atesorar la Palabra de Dios en el corazón lo llevará a vivir un estilo de vida lleno de significado. Ignorada, por el contrario, puede ser fatal.

Haz de este día una jornada de decisiones acertadas y de victorias. No corras tras tus propias ideas, asesórate por Aquel que nunca falla. Y si sientes que escogiste la ruta equivocada, no te desesperes, di junto al salmista: "¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra".

Pr. Alejandro Bullón

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