¡SE DISCRETO!

Como zarcillo de oro en hocico de un cerdo es la mujer hermosa y apartadas de razón. Prov. 11:22.

El proverbio de hoy no se refiere exclusivamente a la mujer. El tema del texto es la falta de discreción en el ser humano. La palabra original traducida por ‘apartada de razón’ o que ‘no tiene discreción’, es tá’am, que significa “sabor”. El hombre o la mujer sin discreción es como la sopa sin sabor, nadie quiere la receta y si alguien la acepta es solo por necesidad. Nadie la soporta.

La figura que Salomón usa es pintoresca. Cierra los ojos e imagina una cerda tratando de ser bonita, con una joya de oro en el hocico. Continúa siendo una puerca. Su problema no es la falta o la existencia de este o de aquel adorno. Su problema es ser cerda.

Cuando era pequeño le oía decir a mi padre: “quien nació para ser puerco, siempre será puerco”. Esta es una verdad natural. La ciencia no inventó ni descubrió ninguna manera de hacer que el puerco deje de ser puerco. Pero en el reino de Dios hay algo que la ciencia no puede explicar: los milagros.

La Biblia habla del milagro de la conversión como la realidad más contundente de las realidades. Si hay algo que el puerco no puede tener es discreción, sentido común y buen criterio, virtudes que hacen a una persona atractiva, pero la Biblia afirma que cualquier ser humano que se acerca a Jesús y lo busca diariamente, recibe de él sabiduría.

Conocí gente con una personalidad horrible. Nadie los aceptaba, no tenían amigos y, aunque prósperos financieramente, se sentían vacíos y solitarios. Un día, esas personas se encontraron con Jesús. Lo aceptaron como su Salvador y sucedió algo que nadie puede explicar. Parecía una metamorfosis, un proceso de transformación increíble.

El apóstol San Juan fue uno de ellos. Cuando llegó a Jesús era conocido como “el hijo del trueno”, como le decían a su padre, pero al convivir con el Maestro se transformó en el discípulo del amor.

¿Te sientes feliz con tu manera de ser? ¿Crees que hay algo que debes cambiar? Acude a Jesús, permanece con él, búscalo todos los días y te sorprenderá con la transformación que sucederá en tu vida. Sin Jesús, somos “como zarcillo de oro en hocico de un cerdo, [como] la mujer hermosa y apartada de razón”.



Pr. Alejandro Bullón

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