JUAN EL DISCÍPULO AMADO LLEGA A SER JUAN EL REVELADOR

"La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan" (Apoc. 1:1).

El testimonio de Juan con respecto a la vida, crucifixión, resurrección y ascensión de Cristo es claro y contundente. Luego que Cristo hubo ascendido a los cielos, el testimonio de Juan concerniente a Cristo perturbó a quienes estaban en posiciones de autoridad. A fin de complacer a los judíos, los romanos habían crucificado a Cristo y ahora buscaban congraciarse aún más con ellos colocando a Juan en un lugar donde su voz no pudiera ser oída por judíos o gentiles. De este modo, fue desterrado a la Isla de Patmos.

En apariencia el Señor había permitido que los enemigos triunfaran. Pero la mano del Señor se movía imperceptiblemente en la oscuridad. Dios permitió que su siervo fiel fuera colocado en un lugar en que Cristo pudiera darle la revelación más maravillosa que podía ofrecerle al mundo... Estuvo oculto en una isla desértica y allí Cristo lo visitó y le ofreció la visión más maravillosa de su gloria y le dio a conocer las cosas que habrán de ocurrir sobre la tierra...

Juan se vio privado de la asociación con sus hermanos y de todo otro congénere. Pero nadie pudo impedir que llegara hasta él el esplendor de la revelación de Cristo. La poderosa luz de Cristo habría de iluminar a su siervo. Este discípulo fue enormemente favorecido. Junto a los otros discípulos había viajado con Jesús, había aprendido de él y se había regocijado en sus palabras... En el día de sábado, el Salvador resucitado se presentó ante Juan y el testimonio que le dio ha llegado hasta nosotros. El Señor nos encarga que investiguemos las Escrituras para que podamos conocer lo que sucederá en los últimos días de la historia de este mundo...

[Se cita una porción de Apocalipsis 1]. Este es un testimonio poderoso, pero su verdadero significado no se discierne en forma clara. Todo estudiante de la Biblia debe analizar cuidadosamente cada palabra del primer capítulo de Apocalipsis, pues cada oración y cada término tiene su peso y su consecuencia.

La manifestación de Cristo a Juan debiera ser para todos, creyentes e incrédulos, una evidencia de la resurrección de Cristo. Ha de transmitirle poder a la iglesia. Hay momentos en que las nubes se ciernen en torno al pueblo de Dios. Pareciera como que la opresión y la persecución amenazasen su existencia. Pero es en estas circunstancias en que se ofrecen las lecciones más instructivas. Así como en la noche más oscura las estrellas brillan más, así también los rayos más brillantes de la gloria de Dios se revelan en medio de la oscuridad más profunda. Cuanto más oscuro sea el cielo, tanto más claros y esplendentes serán los rayos del Sol de Justicia del Salvador resucitado (Manuscrito 106, 1897).

E. G. White

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