ME HARÁ SABER MAS DE CRISTO
El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. (Juan 16: 14.)
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Con estas palabras Cristo declara la obra culminante del Espíritu Santo. El Espíritu glorifica a Cristo convirtiéndolo en el supremo objeto de estima, y el Salvador llega a ser la delicia y el regocijo del elemento humano en cuyo corazón se obra esa transformación...
El arrepentimiento frente a Dios y la fe en Jesucristo son los frutos del poder renovador de la gracia del Espíritu. El arrepentimiento representa el proceso por medio del cual el alma trata de reflejar la imagen de Cristo ante el mundo.
Cristo les da el aliento de su propio espíritu, la vida de su propia vida. El Espíritu Santo despliega sus más altas energías para obrar en el corazón y la mente. La gracia de Dios amplía y multiplica sus facultades, y toda perfección de la naturaleza divina los auxilia en la obra de salvar almas. Por la cooperación con Cristo, son completos en él, y en su debilidad humana son habilitados para hacer las obras de la Omnipotencia.
La obra de la vida de un cristiano debería ser vestirse de Cristo y asemejarse más perfectamente a él. Los hijos de Dios deben progresar en su obra de asemejarse a Cristo, nuestro modelo. Deben contemplar diariamente su gloria e incomparable excelencia.
¡Ah, si el bautismo del Espíritu Santo descendiera sobre vosotros, para que fuerais impregnados del Espíritu de Dios! Entonces, día tras día os iríais asemejando cada vez más a la imagen de Cristo, y cada acción de vuestra vida encerraría la pregunta: "¿Glorificará esto al Maestro?" Haciendo el bien paciente y constantemente, buscaréis la gloria y el honor, y recibiréis el don de la inmortalidad.
E. G. W.
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El arrepentimiento frente a Dios y la fe en Jesucristo son los frutos del poder renovador de la gracia del Espíritu. El arrepentimiento representa el proceso por medio del cual el alma trata de reflejar la imagen de Cristo ante el mundo.
Cristo les da el aliento de su propio espíritu, la vida de su propia vida. El Espíritu Santo despliega sus más altas energías para obrar en el corazón y la mente. La gracia de Dios amplía y multiplica sus facultades, y toda perfección de la naturaleza divina los auxilia en la obra de salvar almas. Por la cooperación con Cristo, son completos en él, y en su debilidad humana son habilitados para hacer las obras de la Omnipotencia.
La obra de la vida de un cristiano debería ser vestirse de Cristo y asemejarse más perfectamente a él. Los hijos de Dios deben progresar en su obra de asemejarse a Cristo, nuestro modelo. Deben contemplar diariamente su gloria e incomparable excelencia.
¡Ah, si el bautismo del Espíritu Santo descendiera sobre vosotros, para que fuerais impregnados del Espíritu de Dios! Entonces, día tras día os iríais asemejando cada vez más a la imagen de Cristo, y cada acción de vuestra vida encerraría la pregunta: "¿Glorificará esto al Maestro?" Haciendo el bien paciente y constantemente, buscaréis la gloria y el honor, y recibiréis el don de la inmortalidad.
E. G. W.
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