La palabra suave
La respuesta suave aplaca la Ira, pero la palabra áspera hace subir el furor. Proverbios 15:1.
Dar una respuesta hiriente o hablar una palabra dura no es más que la demostración de que algo está mal allí adentro. Nadie se perderá por no haber controlado sus palabras. Porque no controlar las palabras es la evidencia de que la persona ya está en estado de perdición.
El consejo bíblico de hoy va más allá de las consecuencias sociales de nuestras palabras. Es preciso corregir lo que realmente está mal. ¿De qué sirve quedar en silencio ante una palabra airada si uno no deja de cerrar los labios con fuerza y mirar con dureza? Hasta el silencio necesita ser cariñoso.
Si la persona quisiera seguir el consejo de Salomón al pie de la letra, concluiría que el mudo nunca tendría dificultades con otras personas; pero no es así. La respuesta blanda no necesita ser blanda simplemente en la forma, necesita nacer blanda en el corazón. La palabra suave no es suave porque lo es el tono de la voz, sino porque nace como un manantial de aguas frescas en el interior de la persona.
En el Antiguo Testamento encontramos un incidente que nos muestra cómo la respuesta suave puede evitar consecuencias funestas. David y cuatrocientos guerreros subían, con espadas en las manos, para destruir al rico e insensible Nabal por haber ofendido con palabras a los diez mensajeros que David le había enviado para saludarlo. Esa noche sería una noche de destrucción, pero Abigail, la sabia y famosa esposa de Nabal, supo de lo acontecido y salió al encuentro de David con una palabra suave, pidiendo disculpas en favor de su marido. Esa "palabra suave" hizo que David reflexionara y se diera cuenta de que también estaba equivocado al dejarse guiar por sus sentimientos de venganza. Como resultado, ese día fue un día de paz para todos (1 Samuel 25:12-35).
Si esperas ser cada día más semejante a Jesús, buscarás cada día su compañerismo, su gracia y su poder. Te deleitarás en la contemplación de su carácter manso y humilde de corazón", y con alegría descubrirás que es natural dar una respuesta blanda y una palabra suave, incluso en medio de la tempestad.
Pr. Alejandro Bullón
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