¿LA FE ANULA LA OBEDIENCIA?

¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley. (Rom. 3: 31.)

La fe no es un narcótico, sino un estimulante. El mirar al Calvario no adormecerá al alma en el cumplimiento de su deber, sino que despertará una fe que obra purificando el alma de todo egoísmo.

La fe en Cristo que redime el alma no es lo que muchos representan que es. "Creed, creed", es su clamor; "sólo creed en Cristo y seréis salvos. Eso es todo lo que tenéis que hacer". Mientras que la verdadera fe confía totalmente en Cristo para la salvación, conducirá a una perfecta conformidad con la ley de Dios.

Hay dos errores contra los cuales los hijos de Dios, particularmente los que apenas han comenzado a confiar en su gracia, deben especialmente guardarse. El primero... es el de fijarse en sus propias obras, confiando en alguna cosa que puedan hacer, para ponerse en armonía con Dios. El que está procurando llegar a ser santo mediante sus propios esfuerzos por guardar la ley, está procurando una imposibilidad...

El error opuesto y no menos peligroso es que la fe en Cristo exime a los hombres de guardar la ley de Dios; que puesto que solamente por la fe somos hechos participantes de la gracia de Cristo, nuestras obras no tienen nada que ver con nuestra redención.

Pero nótese aquí que la obediencia no es un mero cumplimiento externo, sino un servicio de amor. La ley de Dios es una expresión de su misma naturaleza; es la personificación del gran principio del amor, y, en consecuencia, el fundamento de su gobierno en los cielos y en la tierra... En vez de la fe eximir al hombre de la obediencia, es la fe y sólo la fe, la que lo hace participante de la gracia de Cristo, y lo capacita para obedecerle.

Lo que Cristo fue en la naturaleza humana, Dios espera que sean sus discípulos. Con su fuerza hemos de vivir la vida de nobleza y pureza que el Salvador vivió.

E. G. W.

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