TODO ES PASAJERO
Porque cuando muera no llevará nada, ni descenderá tras él su gloria. Sal. 49:17.
El día en que escribo esta meditación, estoy en Poza Rica, México. Acabo de enterarme de la muerte del príncipe Rainiero, de Mónaco. Mónaco es un pequeño país con apenas dos kilómetros cuadrados de territorio. El príncipe Rainiero consiguió, a lo largo de sus 56 años de gobierno, transformar ese pedazo de tierra en un país elegante, frecuentado por las mayores personalidades del mundo. Hoy, Mónaco es una de las grandes capitales mundiales del juego y uno de los paraísos fiscales que atrae grandes fortunas. Evidentemente, el príncipe era uno de los hombres más ricos del planeta.
Pero el texto de hoy afirma que "cuando se muera no llevará nada, ni descenderá tras él su gloria". En esta vida, tú puedes acumular riquezas, pero en la hora de tu muerte eso no te servirá de nada.
La sabiduría es aprender a depositar la confianza y, la expectativa en los valores eternos. Lamentablemente, vivimos en un mundo pragmático donde se cree solamente en las cosas que se pueden tocar. Esta filosofía materialista de la vida provoca dolor, porque todo lo que tú haces, inclusive tu propia vida, escapa de ti como arena entre los dedos.
No hay nada de malo en la riqueza, la fama, el poder o la cultura. Todo tiene su lugar en la experiencia humana, pero para tener sentido de permanencia, todo eso tiene que construirse sobre bases duraderas, que el tiempo no es capaz de acabar. Esas bases no son materiales. No sirve de nada querer verlas, ni tocarlas. Es necesario aceptarlas por la fe.
¿Estás sintiéndote triste, insatisfecho y vacío hoy? ¿Estás tratando de descubrir la causa v no lo consigues, porque, aparentemente, no hay ningún motivo para sentirse así? ¿Te está yendo bien en tu vida profesional, familiar, social y financiera y, sin embargo, acabas de pasar la noche con la sensación de que hay algo que no anda bien?
Aparta tus ojos de aquello que es transitorio y visible. Busca a Jesús y los valores eternos. Antes de salir esta mañana, comienza con cosas simples, como decir "te amo" a las personas queridas que están a tu alrededor. La muerte puede llevar algún día a esas personas y nada quitará de ti los recuerdos de los momentos felices que vivieron juntos, "porque cuando se muera no llevará nada, ni descenderá tras él su gloria".
Pr. Alejandro Bullón
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