FÁBULAS POR ARTE COMPUESTAS
Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado. Dan. 8: 14.
En el futuro tendremos que ejercer gran vigilancia. No debiera haber insensatez espiritual entre el pueblo de Dios. Los malos espíritus están trabajando activamente para tratar de dominar las mentes de los seres humanos. Los hombres se están uniendo en gavillas, listos para que los consuma el fuego de los últimos días. Los que no acepten a Cristo en su justicia, aceptarán los sofismas que están invadiendo el mundo. Los cristianos deben ser sobrios y velar, para resistir firmemente a su adversario el diablo, que anda alrededor como león rugiente buscando a quién devorar.
Los hombres harán milagros bajo la influencia de los malos espíritus. Enfermarán a la gente mediante sus encantamientos, y después la inducirán a creer que los enfermos fueron sanados en forma milagrosa. Satanás ha hecho esto vez tras vez.
Dios será el santuario de su pueblo, si obedece su Palabra y cree en las sencillas verdades evangélicas que Cristo proclamó cuando estuvo en este mundo, y las proclaman a su vez. Ahora necesitamos orar como nunca antes. Estamos viviendo en el gran día de la expiación, y debemos confesar nuestros pecados después de arrepentirnos cabalmente. Debemos ejercer todas nuestras capacidades para librarnos de los hombres impíos e irrazonables. Satanás desciende como un hermoso ángel, y presenta encantadoras escenas delante de los ojos de los que han pervertido sus caminos en presencia del Señor, y que no pueden ver lo que son ni saben lo que necesitan. El enemigo ha descendido con gran poder, con todo engaño de iniquidad en los que perecen. Dios llama al arrepentimiento y a la reconversión. . .
Cuando las vidas de los miembros del pueblo de Dios sean purificadas de su contaminación moral y espiritual, cuando sus ojos reciban el colirio celestial, se darán cuenta de que son pobres, miserables, ciegos y desnudos. Vendrán a la fuente abierta para Judá y Jerusalén, y aplicarán la sangre de Cristo a sus almas pobres y enfermas de pecado. Quiera Dios que no se demoren más para asegurarse los privilegios que ha concedido a todos los que lo aman y guardan sus mandamientos (Carta 259, del 23 de noviembre de 1903, dirigida a la Sra. L. M. Hall, amiga íntima de la Hna. White, y por muchos años jefa de enfermeras del Sanatorio de Battle Creek).
En el futuro tendremos que ejercer gran vigilancia. No debiera haber insensatez espiritual entre el pueblo de Dios. Los malos espíritus están trabajando activamente para tratar de dominar las mentes de los seres humanos. Los hombres se están uniendo en gavillas, listos para que los consuma el fuego de los últimos días. Los que no acepten a Cristo en su justicia, aceptarán los sofismas que están invadiendo el mundo. Los cristianos deben ser sobrios y velar, para resistir firmemente a su adversario el diablo, que anda alrededor como león rugiente buscando a quién devorar.
Los hombres harán milagros bajo la influencia de los malos espíritus. Enfermarán a la gente mediante sus encantamientos, y después la inducirán a creer que los enfermos fueron sanados en forma milagrosa. Satanás ha hecho esto vez tras vez.
Dios será el santuario de su pueblo, si obedece su Palabra y cree en las sencillas verdades evangélicas que Cristo proclamó cuando estuvo en este mundo, y las proclaman a su vez. Ahora necesitamos orar como nunca antes. Estamos viviendo en el gran día de la expiación, y debemos confesar nuestros pecados después de arrepentirnos cabalmente. Debemos ejercer todas nuestras capacidades para librarnos de los hombres impíos e irrazonables. Satanás desciende como un hermoso ángel, y presenta encantadoras escenas delante de los ojos de los que han pervertido sus caminos en presencia del Señor, y que no pueden ver lo que son ni saben lo que necesitan. El enemigo ha descendido con gran poder, con todo engaño de iniquidad en los que perecen. Dios llama al arrepentimiento y a la reconversión. . .
Cuando las vidas de los miembros del pueblo de Dios sean purificadas de su contaminación moral y espiritual, cuando sus ojos reciban el colirio celestial, se darán cuenta de que son pobres, miserables, ciegos y desnudos. Vendrán a la fuente abierta para Judá y Jerusalén, y aplicarán la sangre de Cristo a sus almas pobres y enfermas de pecado. Quiera Dios que no se demoren más para asegurarse los privilegios que ha concedido a todos los que lo aman y guardan sus mandamientos (Carta 259, del 23 de noviembre de 1903, dirigida a la Sra. L. M. Hall, amiga íntima de la Hna. White, y por muchos años jefa de enfermeras del Sanatorio de Battle Creek).
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