DEJAD BRILLAR VUESTRA LUZ

Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. Mat. 5:16.

A toda alma nacida en el reino de Cristo se le dará una solemne comisión: Dejad que vuestra luz brille delante de los hombres, para que ellos, al ver vuestras buenas obras, glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. Derramad sobre vuestros vecinos los abundantes rayos de luz recibidos del Sol de justicia; dirigid sobre vuestros amigos en el mundo las brillantes gemas de luz y verdad que os fueron abundantemente impartidas desde el trono de Dios. Esto es negociar con los talentos confiados. Pasad de la luz a una luz mayor. Apoderaos más y más de los brillantes rayos que proceden del Sol de justicia y brillad cada vez más hasta llegar al día perfecto.

Jesús no le pide al cristiano que se esfuerce por brillar, sino que deje que su luz brille con rayos claros y distintos ante el mundo. No cubráis vuestra luz. No retengáis pecaminosamente vuestra luz. No dejéis que la bruma, la neblina y la malaria del mundo oculten vuestra luz. No la ocultéis bajo la cama o bajo un almud, sino ponedla en el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa... Dios os pide que brilléis y que penetréis en la tinieblas morales del mundo.

Muchos no saben qué les sucede. Quieren luz y no ven ningún rayo. Llaman pidiendo ayuda y no oyen ninguna respuesta. ¿Se perpetuarán la duda y la incredulidad porque yo no reúno los rayos de luz divina que proceden de Jesucristo y no los hago brillar sobre otros?...

Las grandes luchas de mi propia alma contra las tentaciones, los sinceros anhelos de mi mente y corazón por poseer a Dios y a Jesucristo como mi Salvador personal, y por tener seguridad, paz y reposo en su amor, me inducen cada día a desear colocarme donde los rayos del Sol de justicia puedan brillar sobre mí. Sin esta experiencia, seguramente tendré grandes pérdidas, y todos aquellos con quienes me relaciono quedarán, afectados por la pérdida de la luz que yo debiera estar recibiendo de la Fuente de toda luz y consuelo, y que debiera estar reflejando en su camino. ¿Seré una luz para el mundo, o una sombra de tinieblas?

E. G. W.

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