¡NO UNA RELIGION DE REMIENDO!

Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Mat. 24:13.

La religión edificada sobre el yo no tiene valor, porque Dios no transige con los egoístas...

La religión de Cristo es una tela firme, compuesta de innumerables hilos, tejidos juntos con tacto y habilidad, Podernos tejer esta tela únicamente mediante la sabiduría que Dios da. Cuando confiamos en nosotros mismos, ponemos en ella hilos de egoísmo, y la tela queda arruinada.

Hay muchas clases de tela que al principio tienen una hermosa apariencia, pero no soportan la prueba. Los colores no son firmes. Se destiñen. Con el calor del verano se decoloran y desaparecen. Esta clase de tela no puede soportar un trato rudo, y tiene muy poco valor.

Así sucede con la religión. Cuando la trama y la urdimbre de la religión no soportan la prueba de las dificultades, el material de que está compuesta no tiene valor. Y el esfuerzo por remendar la tela vieja con un trozo nuevo, no mejora las condiciones de las cosas, porque el material gastado se rompe cuando lo unen al nuevo, y deja la abertura más grande que antes. Los remiendos no sirven. El único camino a seguir consiste en desechar el vestido viejo y buscar uno nuevo. La religión del yo, compuesta de hilos que se decoloran y ceden bajo la presión de la tentación, debe ser desechada para ser reemplazada por la religión tejida por Aquel en cuya vida el egoísmo no encontró lugar. El plan de Cristo es el único seguro. El declara: "He aquí, yo hago nuevas todas las cosas" (Apoc. 21:5). "Si alguno está en Cristo, nueva criatura es" (2 Cor. 5:17). El Señor no anima a nadie a pensar que él aceptará una religión de remiendos. Tal religión no tiene valor ante su vista. Al principio puede parecer que hay algo de yo y algo de Cristo; pero pronto se verá que no hay nada de Cristo. Los remiendos del egoísmo aumentan hasta que todo el vestido queda cubierto de ellos...

Una religión formada según el modelo divino es la única que perdurará. Únicamente esforzándonos por vivir la vida de Cristo aquí, podremos prepararnos para vivir con él a través de los siglos eternos.

E. G. W.

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