TRONO FIRME

Firme es tu trono desde entonces; tú eres eternamente. Sal. 93.2.

Cuando tú sufres y no sabes porqué, está en disputa el trono de Dios. Cuando tú miras a tu alrededor y ves injusticia, está en juego la autoridad divina. Cuando los noticieros televisivos muestran un niño mutilado por la guerra, la lucha en tu mente se concentra en torno de la soberanía divina.

Hay alguien que intenta arrebatarle el trono a Dios. Alguien que quiere usurpar la autoridad divina. Alguien que acusó a Dios, desde el principio, de ser un dictador injusto y arbitrario.

Ese intento de desfigurar el carácter divino, con la finalidad de apoderarse del trono, fue iniciativa de Lucifer, considerado el más hermoso de todos los ángeles.

El surgimiento del mal en el corazón de Lucifer, es un misterio. La Biblia no lo explica. Simplemente muestra las consecuencias que esta rebelión trajo para él y para sus seguidores.

A pesar de los ataques del enemigo, el trono de Dios fue preservado. "Firme es tu trono desde entonces; tú eres eternamente", afirma David. Lucifer perdió y fue expulsado de los cielos. Desde entonces, el conflicto se transfirió a este mundo v, específicamente, al corazón humano.

Cada vez que el dolor toca a la puerta de tu corazón, el enemigo quiere que tú pienses que es Dios e1 causante del sufrimiento, pero la Biblia afirma que el dolor nace en la mente del enemigo, no en el corazón de Dios. El Señor solo quiere lo mejor para sus criaturas. Sus pensamientos son pensamientos de amor y no de odio.

El enemigo te hace sufrir con el propósito de que tú te rebeles. Entonces, él toma el control de tu corazón, llena tu vida de amargura, tú pierdes la paz v no consigues ser feliz ni hacer felices a las personas que amas.

No permitas que los sentimientos de amargura se posesionen de tu corazón. Haz como hizo Job en medio del dolor. Di: "Yo sé que mi redentor vive".' Entonces, Jesús asumirá el trono de tu corazón, y tú estarás listo para enfrentar las vicisitudes de la vida con optimismo.

No salgas de tu casa hoy, sin tener la seguridad de que Jesús ocupa el trono de tu corazón. En la lucha milenaria entre Cristo y Satanás, deja que el Salvador sea victorioso, porque: "Firme es tu trono desde entonces; tú eres eternamente".

Job 19:25.

Pr. Alejandro Bullón

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