LA FE DE ABRAHÁN PUESTA A PRUEBA

"Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición" (Gén. 12: 2).

No fue una prueba ligera la que soportó Abrahán cuando se le pidió que abandonara a sus parientes y a su hogar y se dirigiera a una tierra que no conocía. Cuando llegó a dicha tierra, encontró que ya los cananeos la habitaban y tendría que afrontar toda la idolatría de ese pueblo.

Esta fue una gran prueba para la fe de Abrahán. No podía ver ninguna posesión que pudiera reclamar como suya. En su perplejidad, el Dios del cielo decidió predicarle el Evangelio y mostrarle la posesión que habría de tener como heredad eterna.

Según le pareció apropiado, Abrahán se trasladó de un lugar a otro, con el fin de encontrar sustento para su familia, que no era pequeña. Contaba con más de cuatrocientos sirvientes preparados. Muy cerca de cada lugar donde levantaba su tienda, erigía también un altar, y así adoró a Dios en cada lugar donde fue llamado. De este modo enseñó a su familia a amar y temer a Dios.

Cuando padeció una nueva prueba por causa de una gran hambre que se extendió en esa tierra, y se trasladó a Egipto, Dios le concedió el favor de los egipcios, y cuando salió de allí tenía más posesiones que cuando llegó...

Dondequiera que vayan, todos los seguidores de Dios deberían llevar los principios de su religión con ellos. Si en el lugar al que fueren reina el pecado, la incredulidad y la idolatría, será el momento de mostrarles cuáles son los verdaderos principios.

Cuando nos establecemos donde reinan la conveniencia y la facilidad, no sentimos mucho la necesidad de depender a cada momento de Dios. El Señor en su providencia nos asigna a responsabilidades en las que hemos de sentir nuestra necesidad de la ayuda y la fortaleza divinas...

El Señor tiene una controversia con su pueblo y quiere que cada uno de nosotros manifieste obediencia a sus requerimientos. Toda vez que se nos ponga ante una responsabilidad, ninguno de nosotros debiera preguntarse: "¿Es conveniente?" "¿Me agradará hacer esto?" Si Dios lo dice, es suficiente. Debemos tomar nuestras Biblias; estudiarlas y discernir cuál es la voluntad de Dios para con nosotros y luego proseguir, como Abrahán, con fe y confianza.

Ahora, se ve que aquella primera prueba, abandonar todo y dirigirse a una tierra extraña, fue muy grande para Abrahán... Hubo circunstancias adversas que persiguieron a Abrahán por un tiempo y que lo pusieron a prueba... Cuando el Señor abrió ante sus ojos la visión de vida eterna, de la purificación de la tierra en la que habría de vivir, se sintió satisfecho (Manuscrito 19, 1886).

E. G. White

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