¡CONSTRUYE, NO DESTRUYAS!
El hombre perverso levanta contienda, y el chismoso aparta a los mejores amigos. Prov. 16:28.
La tragedia del cáncer es que la célula maligna no se queda quieta. Da la impresión de que tuviera vida propia, procura contaminar a las otras células con una rapidez extraordinaria. El hombre perverso es descrito en el texto de hoy como un cáncer. Es veloz y se esparce rápidamente, llevando destrucción y muerte por donde pasa.
El instrumento que usa es la lengua. Crea intrigas. Disfraza las verdades, inventa patrañas, contamina todo lo que toca. El perverso llega mansito, como quien no quiere nada. "¿Sabías que fulano...?", "No sé si lo debo decir, pero me parece que... ", "Este secreto es solo para ti, no se lo cuentes a nadie, porque si alguien me pregunta yo lo niego", "Tú no creerás que fulano... ".
Aparentemente, el perverso es siempre inocente. Solo enciende la mecha. La explosión es problema de la bomba. Él asegurará después: "nunca dije nada", "solo sugerí..." Pero por donde pasa va dejando amistades rotas, imágenes denigradas, nombres manchados, en fin, lodo, suciedad y maledicencia.
El libro de Proverbios repetidas veces habla del poder de la palabra. La persona sabia, que mantiene una relación diaria con Jesús, usará la palabra para construir y no para destruir. Las palabras edificantes valen mucho y cuestan poco. Las expresiones destructivas tienen un costo exorbitante a largo plazo. Actúan como un búmeran, siempre vuelven, y la propia persona es la perjudicada.
Siendo que el corazón es el manantial de los sentimientos y éstos se expresan en palabras, es preciso mantener la fuente siempre limpia y Jesús es la única persona que puede conseguir eso. La disciplina humana es una solución de fantasía. Es apenas tapar los pozos del camino con un poco de tierra. Con la primera lluvia que caiga, todo volverá a su estado original.
Busca nuevamente hoy a Jesús. Aprende a convivir con él. Las luchas de la vida no te atemorizarán, las nubes oscuras no te intimidarán. Tus enemigos pueden cercarte completamente, pero si tú estás con Jesús, siempre habrá una salida.
El hombre sin Dios, tarde o temprano se sumerge en la perversidad, porque "el hombre perverso levanta contienda, y el chismoso aparta a los mejores amigos".
Pr. Alejandro Bullón
La tragedia del cáncer es que la célula maligna no se queda quieta. Da la impresión de que tuviera vida propia, procura contaminar a las otras células con una rapidez extraordinaria. El hombre perverso es descrito en el texto de hoy como un cáncer. Es veloz y se esparce rápidamente, llevando destrucción y muerte por donde pasa.
El instrumento que usa es la lengua. Crea intrigas. Disfraza las verdades, inventa patrañas, contamina todo lo que toca. El perverso llega mansito, como quien no quiere nada. "¿Sabías que fulano...?", "No sé si lo debo decir, pero me parece que... ", "Este secreto es solo para ti, no se lo cuentes a nadie, porque si alguien me pregunta yo lo niego", "Tú no creerás que fulano... ".
Aparentemente, el perverso es siempre inocente. Solo enciende la mecha. La explosión es problema de la bomba. Él asegurará después: "nunca dije nada", "solo sugerí..." Pero por donde pasa va dejando amistades rotas, imágenes denigradas, nombres manchados, en fin, lodo, suciedad y maledicencia.
El libro de Proverbios repetidas veces habla del poder de la palabra. La persona sabia, que mantiene una relación diaria con Jesús, usará la palabra para construir y no para destruir. Las palabras edificantes valen mucho y cuestan poco. Las expresiones destructivas tienen un costo exorbitante a largo plazo. Actúan como un búmeran, siempre vuelven, y la propia persona es la perjudicada.
Siendo que el corazón es el manantial de los sentimientos y éstos se expresan en palabras, es preciso mantener la fuente siempre limpia y Jesús es la única persona que puede conseguir eso. La disciplina humana es una solución de fantasía. Es apenas tapar los pozos del camino con un poco de tierra. Con la primera lluvia que caiga, todo volverá a su estado original.
Busca nuevamente hoy a Jesús. Aprende a convivir con él. Las luchas de la vida no te atemorizarán, las nubes oscuras no te intimidarán. Tus enemigos pueden cercarte completamente, pero si tú estás con Jesús, siempre habrá una salida.
El hombre sin Dios, tarde o temprano se sumerge en la perversidad, porque "el hombre perverso levanta contienda, y el chismoso aparta a los mejores amigos".
Pr. Alejandro Bullón
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