HAZ LAS COSAS BIEN HECHAS

El mal mensajero acarrea desgracia; mas el mensajero fiel acarrea salud. Prov. 13:17

Una de las lecciones importantes de la vida es que la felicidad se conquista todos los días en el cumplimiento del deber. La literatura de la sabiduría en el mundo antiguo, estaba frecuentemente diseccionada a orientar a los embajadores en el cumplimiento del deber. La fidelidad del mensajero determinaba el éxito de la misión. Desde esta perspectiva, "el mal mensajero" mencionado en el versículo de hoy, no se refiere al mensajero que llevaba noticias tristes, sino el mensajero negligente que no cumplía bien su misión.

Supongamos que el ejército hubiese perdido la batalla. El mensajero tenía la misión de llevar esa noticia al rey. Por doloroso que pudiera ser, no podía esquivar su deber.

Cuando el hijo rebelde de David, Absalón, murió en la batalla, hubo un mensajero que se apresuró a dar las noticias al rey, pero ante la pregunta: "¿Qué pasó con mi hijo?, el mensajero dijo "no sé, mi señor, solo sé que nuestro ejército venció".

Este mensajero era un mal mensajero. Se esquivó, descuidó su deber, no cumplió su misión de manera íntegra. El texto afirma que aquel que no cumple con su deber "acarrea desgracia". En el original se da a entender que es pasible de castigo.

¿Puede haber mayor castigo para la persona descuidada que el sentimiento de no realización? Todo el mundo prospera, menos tú. Todos crecen, todos son bendecidos y tú sientes que estás siempre en el mismo lugar, asistiendo al desfile de los victoriosos.

El tema central del texto de hoy es la felicidad. Cumple tu misión y cúmplela bien. Eso es parte de una vida realizada y feliz.

¿Por qué no detenerse unos minutos para revisar hoy los tres últimos trabajos que tú realizaste? ¿Los hiciste de manera completa? ¿Los dejaste casi en el fin "porque tenías otras cosas más importantes para hacer"? ¿Qué es más importante que cumplir la misión bien cumplida, por insignificante que parezca? El trabajo bien cumplido es el mejor retrato de una persona victoriosa.

Pídele a Dios sabiduría para ver las cosas que necesitas cambiar y después* enfrenta el cumplimiento de los desafíos que la vida te presenta. Y recuerda: "El mal mensajero acarrea desgracia; mas el mensajero fiel acarrea salud".

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