LA LEY DE DIOS NO NECESITA SER REVISADA
"Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar" (Isa. 58:12).
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Cristo vino a nuestro mundo para presentar el carácter de Dios tal como está representado en su santa ley, porque su ley es una copia de su carácter. Cristo era tanto la ley como el Evangelio.
En el capítulo 58 de Isaías se especifica la obra de los que adoran a Dios, el Hacedor de los cielos y la tierra: "Los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y generación levantarás". El monumento de Dios, su séptimo día de reposo, será ensalzado.
Aquí se revela claramente la historia de la iglesia y del mundo; los que son leales y los que son desleales. Los que son leales, al escuchar la proclamación del mensaje del tercer ángel, han vuelto sus pasos hacia el camino de los mandamientos de Dios, para respetar, honrar y glorificar al que creó los cielos y la tierra. Las fuerzas opositoras han deshonrado a Dios al abrir una brecha en su ley, y cuando la luz de su Palabra ha llamado la atención a sus santos mandamientos y ha mostrado la brecha abierta en la ley por la autoridad papal, entonces, para librarse de la convicción, los hombres han procurado destruir toda la ley. ¿Pero han podido destruirla? No; porque todos los que investiguen personalmente las Escrituras verán que la ley de Dios permanece inmutable y eterna, y que su monumento, el sábado, permanecerá por los siglos sin fin, señalando al único Dios verdadero para distinguirlo de todos los dioses falsos.
Satanás ha sido perseverante e incansable en sus esfuerzos por proseguir la obra que comenzó en el cielo, para cambiar la ley de Dios. Ha tenido éxito en hacer creer al mundo la teoría que presentó en el cielo antes de su caída, según la cual la ley de Dios era defectuosa y necesitaba una revisión. Una gran parte de la profesa iglesia cristiana muestra por su actitud, si no por sus palabras, que ha aceptado el mismo error. Pero si la ley de Dios ha sido cambiada en algún detalle, Satanás ha logrado en la tierra lo que no pudo realizar en el cielo. Ha preparado su trampa engañosa con la esperanza de tomar cautiva a la iglesia y al mundo. Pero no todos caerán en la trampa. Se está estableciendo una separación definida entre los hijos de obediencia y los hijos de desobediencia, entre los leales y fieles, y los desleales e infieles. Se han formado dos partidos, los adoradores de la bestia y de su imagen, y los adoradores del Dios verdadero y viviente (Manuscrito 32, 1896).
E. G. White
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En el capítulo 58 de Isaías se especifica la obra de los que adoran a Dios, el Hacedor de los cielos y la tierra: "Los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y generación levantarás". El monumento de Dios, su séptimo día de reposo, será ensalzado.
Aquí se revela claramente la historia de la iglesia y del mundo; los que son leales y los que son desleales. Los que son leales, al escuchar la proclamación del mensaje del tercer ángel, han vuelto sus pasos hacia el camino de los mandamientos de Dios, para respetar, honrar y glorificar al que creó los cielos y la tierra. Las fuerzas opositoras han deshonrado a Dios al abrir una brecha en su ley, y cuando la luz de su Palabra ha llamado la atención a sus santos mandamientos y ha mostrado la brecha abierta en la ley por la autoridad papal, entonces, para librarse de la convicción, los hombres han procurado destruir toda la ley. ¿Pero han podido destruirla? No; porque todos los que investiguen personalmente las Escrituras verán que la ley de Dios permanece inmutable y eterna, y que su monumento, el sábado, permanecerá por los siglos sin fin, señalando al único Dios verdadero para distinguirlo de todos los dioses falsos.
Satanás ha sido perseverante e incansable en sus esfuerzos por proseguir la obra que comenzó en el cielo, para cambiar la ley de Dios. Ha tenido éxito en hacer creer al mundo la teoría que presentó en el cielo antes de su caída, según la cual la ley de Dios era defectuosa y necesitaba una revisión. Una gran parte de la profesa iglesia cristiana muestra por su actitud, si no por sus palabras, que ha aceptado el mismo error. Pero si la ley de Dios ha sido cambiada en algún detalle, Satanás ha logrado en la tierra lo que no pudo realizar en el cielo. Ha preparado su trampa engañosa con la esperanza de tomar cautiva a la iglesia y al mundo. Pero no todos caerán en la trampa. Se está estableciendo una separación definida entre los hijos de obediencia y los hijos de desobediencia, entre los leales y fieles, y los desleales e infieles. Se han formado dos partidos, los adoradores de la bestia y de su imagen, y los adoradores del Dios verdadero y viviente (Manuscrito 32, 1896).
E. G. White
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