ESTAR EN LA PRESENCIA DE CRISTO
"Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz" (Efe. 5:8).
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¿Qué piensan acerca del Cristo? ¿Qué significado tiene para ustedes? La fe de ustedes, ¿se centra en él como Redentor? ¿Creen que los salva del pecado y les imputa su justicia?
"Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz". Ellos no acudieron a la luz por temor a que sus obras fueran reprobadas. Esta es la postura que adoptan muchos. Sus nombres están en los libros de la iglesia. Participan de muchas de las ceremonias, pero no aman la verdad. Se conforman con estar a la puerta. No se esfuerzan por entrar a la presencia de Cristo a fin de compartir con él la gloria de su vida real. Sus caracteres no armonizan con la verdad. No poseen la fe que obra por el amor y purifica el alma. Su lenguaje impropio, sus conjeturas malévolas, sus acciones deshonestas arrojan una sombra que oscurece todo su camino. La fe de éstos zozobra en medio de tinieblas de vergüenza y sienten que se han separado de Cristo. Hay un aguijón en la conciencia, una condenación en la vida. Abrigan hasta el deseo de ocultarse de Dios. La luz ha llegado al mundo, pero ellos amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras son perversas...
Ha llegado el tiempo en que debemos creer en Cristo por nuestro interés eterno... Él es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Él ha dicho, "Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón". Los que acudan al Señor con fe recibirán un divino principio de santidad que gobernará el alma, iluminará el entendimiento y cautivará los afectos...
"Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar"... ¡Qué invitación! Esta fue la invitación que el Señor le hizo a Enoc antes que el mundo fuera destruido por el Diluvio... Cristo era el Salvador de Enoc y también el nuestro; y por su poder, a pesar de la corrupción que reinaba en su época, perfeccionó un carácter cristiano.
La voz que nos dice: "El que me sigue nunca andará en tinieblas", transmitió el mismo mensaje a Enoc; y le aseguró que si seguía al Salvador, jamás andaría en las tinieblas de la ignorancia.
El Señor instruyó a Enoc y lo hizo su atalaya. Fue un testigo fiel de Dios. Advirtió a los habitantes del mundo antiguo que no siguieran el ejemplo de los devotos de Caín, sino que sirvieran al Dios viviente (Manuscrito 13, 1899).
E. G. White
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"Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz". Ellos no acudieron a la luz por temor a que sus obras fueran reprobadas. Esta es la postura que adoptan muchos. Sus nombres están en los libros de la iglesia. Participan de muchas de las ceremonias, pero no aman la verdad. Se conforman con estar a la puerta. No se esfuerzan por entrar a la presencia de Cristo a fin de compartir con él la gloria de su vida real. Sus caracteres no armonizan con la verdad. No poseen la fe que obra por el amor y purifica el alma. Su lenguaje impropio, sus conjeturas malévolas, sus acciones deshonestas arrojan una sombra que oscurece todo su camino. La fe de éstos zozobra en medio de tinieblas de vergüenza y sienten que se han separado de Cristo. Hay un aguijón en la conciencia, una condenación en la vida. Abrigan hasta el deseo de ocultarse de Dios. La luz ha llegado al mundo, pero ellos amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras son perversas...
Ha llegado el tiempo en que debemos creer en Cristo por nuestro interés eterno... Él es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Él ha dicho, "Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón". Los que acudan al Señor con fe recibirán un divino principio de santidad que gobernará el alma, iluminará el entendimiento y cautivará los afectos...
"Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar"... ¡Qué invitación! Esta fue la invitación que el Señor le hizo a Enoc antes que el mundo fuera destruido por el Diluvio... Cristo era el Salvador de Enoc y también el nuestro; y por su poder, a pesar de la corrupción que reinaba en su época, perfeccionó un carácter cristiano.
La voz que nos dice: "El que me sigue nunca andará en tinieblas", transmitió el mismo mensaje a Enoc; y le aseguró que si seguía al Salvador, jamás andaría en las tinieblas de la ignorancia.
El Señor instruyó a Enoc y lo hizo su atalaya. Fue un testigo fiel de Dios. Advirtió a los habitantes del mundo antiguo que no siguieran el ejemplo de los devotos de Caín, sino que sirvieran al Dios viviente (Manuscrito 13, 1899).
E. G. White
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