LA IGLESIA DE DIOS NECESITA LÍDERES CON DIVERSIDAD DE TALENTOS
"Ahora, pues, ante los ojos de todo Israel, congregación de Jehová, y en oídos de nuestro Dios, guardad e inquirid todos los preceptos de Jehová vuestro Dios, para que poseáis la buena tierra, y la dejéis en herencia a vuestros hijos después de vosotros perpetuamente" (1 Crón. 28: 8).
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El encargo que David hizo a Salomón, poco antes de la muerte del anciano monarca, era mucho más que un cometido especial y privado, entre un padre y un hijo, tal como se registra en el capítulo veintiocho del primer libro de las Crónicas. La última gran tarea de David en su puesto oficial fue dirigir la atención del pueblo una vez más a su solemne relación con Dios como súbditos de su teocracia...
La fidelidad a Dios es necesaria para recibir las bendiciones que prometió impartir a todos aquellos que obedecen su instrucción. A los que han sido aceptados en su servicio se les requiere obedecer sus mandamientos. Y, si con todo el corazón, la mente y el alma obedecen su voluntad, llegan a ser representantes de su reino.
El encargo solemne de David debe ser tenido en cuenta por los que hoy día están en puestos de responsabilidad; porque seguramente es tan valedero para ellos como lo fuera para Salomón en el tiempo cuando fue dado. En éste nuestro tiempo de gracia, es indudable que el pueblo de Dios está siendo probado como lo fueron [los israelitas] en los días de Salomón.
Todo este capítulo [1 Crón. 28] es importante para todo el pueblo de Dios que vive en estos días... El servicio de Dios no se confía al juicio y a la elección de un hombre, sino que se divide entre los que demuestran estar dispuestos a trabajar con interés y abnegación. De ese modo todos --de acuerdo con la capacidad y habilidad que Dios les ha dado-- llevan las responsabilidades que él les ha asignado. Los intereses importantes de una gran nación se confiaron a hombres cuyos talentos los capacitaban para desempeñar esas responsabilidades. Se eligió a algunos para dirigir los asuntos comerciales; a otros, para que cuidaran de los asuntos espirituales que atañían al culto de Dios. Todo el servicio religioso y cada uno de sus aspectos debía llevar la rúbrica del cielo. "Santidad a Jehová" debía ser el lema de los que trabajaran en cada ramo. Se consideraba como esencial que todo se realizara con regularidad, corrección, fidelidad y prontitud.
El Señor da sabiduría a todos los que se dedican a su servicio. El tabernáculo que debía llevarse por el desierto, y el templo de Jerusalén, se construyeron de acuerdo con instrucciones especiales de Dios. Desde el mismo comienzo él fue minucioso en cuanto al diseño y la ejecución de su obra. En esta época del mundo Dios ha dado a su pueblo mucho conocimiento e instrucción acerca de la forma en que debe realizarse su obra: sobre una base elevada, refinada y ennoblecedora (Manuscrito 81, 1900).
E. G. White
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La fidelidad a Dios es necesaria para recibir las bendiciones que prometió impartir a todos aquellos que obedecen su instrucción. A los que han sido aceptados en su servicio se les requiere obedecer sus mandamientos. Y, si con todo el corazón, la mente y el alma obedecen su voluntad, llegan a ser representantes de su reino.
El encargo solemne de David debe ser tenido en cuenta por los que hoy día están en puestos de responsabilidad; porque seguramente es tan valedero para ellos como lo fuera para Salomón en el tiempo cuando fue dado. En éste nuestro tiempo de gracia, es indudable que el pueblo de Dios está siendo probado como lo fueron [los israelitas] en los días de Salomón.
Todo este capítulo [1 Crón. 28] es importante para todo el pueblo de Dios que vive en estos días... El servicio de Dios no se confía al juicio y a la elección de un hombre, sino que se divide entre los que demuestran estar dispuestos a trabajar con interés y abnegación. De ese modo todos --de acuerdo con la capacidad y habilidad que Dios les ha dado-- llevan las responsabilidades que él les ha asignado. Los intereses importantes de una gran nación se confiaron a hombres cuyos talentos los capacitaban para desempeñar esas responsabilidades. Se eligió a algunos para dirigir los asuntos comerciales; a otros, para que cuidaran de los asuntos espirituales que atañían al culto de Dios. Todo el servicio religioso y cada uno de sus aspectos debía llevar la rúbrica del cielo. "Santidad a Jehová" debía ser el lema de los que trabajaran en cada ramo. Se consideraba como esencial que todo se realizara con regularidad, corrección, fidelidad y prontitud.
El Señor da sabiduría a todos los que se dedican a su servicio. El tabernáculo que debía llevarse por el desierto, y el templo de Jerusalén, se construyeron de acuerdo con instrucciones especiales de Dios. Desde el mismo comienzo él fue minucioso en cuanto al diseño y la ejecución de su obra. En esta época del mundo Dios ha dado a su pueblo mucho conocimiento e instrucción acerca de la forma en que debe realizarse su obra: sobre una base elevada, refinada y ennoblecedora (Manuscrito 81, 1900).
E. G. White
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