NUNCA HABLEMOS ACERCA DEL DESANIMO
Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. 1 Tes. 5: 16-18.
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La fe consiste en reclamar el cumplimiento de la promesa del Señor. El Hijo de Dios está preparando un lugar para usted en las mansiones de lo alto. Agradézcale por eso. No crea que porque no siempre se siente entusiasmado no es su hijo. Intente hacer la tarea que le asigna con humildad y celo. Aproveche toda oportunidad de hacer una obra que haga de usted una bendición para todos los que lo rodean. Decídase a hacer su parte para que el lugar donde se encuentra sea un sitio que Dios pueda aprobar y bendecir.
Unase con sus compañeros para escudriñar las Escrituras. El Espíritu Santo ayudará a los que buscan al Señor con el fin de saber cómo hacer su obra. Mientras trata de lograr la perfección del carácter cristiano, ayude donde se encuentra. Alabe al Señor constantemente. Considere el lado luminoso de las circunstancias, y no el oscuro. Sea vigilante y ore mucho, y el Señor lo va a bendecir, guiar y fortalecer. Averigüe cuánto puede hacer para bendecir a los demás.
Usted es valioso a la vista de Dios. Desea que albergue la gracia de la humildad y la gratitud del corazón. Aproveche toda oportunidad posible para lograr una educación que le permita impartir a los demás lo que ha aprendido. Hay muchos que necesitan su ayuda. El Espíritu Santo va a usar a todos los que quieran ser usados.
La verdad es purificadora por naturaleza. Si ella y la justicia prevalecen en su vida, el hábito de buscar errores en los demás desaparecerá. Oro al Señor para que lo guíe y lo fortalezca. Estudie las palabras de Cristo. Obre de acuerdo con ellas, y estará seguro.
Mientras estudia la Palabra y permite que el poder santificador de la verdad modele su vida, el Señor hará de usted un obrero aceptable. Todos los que asumen responsabilidades en la iglesia deberían contarse entre el ejército de obreros del Señor. Pero si no se someten los rasgos naturales del carácter en momentos de crisis, cuando se necesitan palabras firmes y llenas de esperanza, se pronunciarán palabras de desánimo y desesperanza que caerán pesadamente sobre la iglesia. . . Mire constantemente a Jesús, el autor y consumador de su fe. Camine humildemente delante de Dios, y no pronuncie palabras desanimadoras (Carta 246, del 13 de agosto de 1908, dirigida a W. R. Strother).
E. G. White
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Unase con sus compañeros para escudriñar las Escrituras. El Espíritu Santo ayudará a los que buscan al Señor con el fin de saber cómo hacer su obra. Mientras trata de lograr la perfección del carácter cristiano, ayude donde se encuentra. Alabe al Señor constantemente. Considere el lado luminoso de las circunstancias, y no el oscuro. Sea vigilante y ore mucho, y el Señor lo va a bendecir, guiar y fortalecer. Averigüe cuánto puede hacer para bendecir a los demás.
Usted es valioso a la vista de Dios. Desea que albergue la gracia de la humildad y la gratitud del corazón. Aproveche toda oportunidad posible para lograr una educación que le permita impartir a los demás lo que ha aprendido. Hay muchos que necesitan su ayuda. El Espíritu Santo va a usar a todos los que quieran ser usados.
La verdad es purificadora por naturaleza. Si ella y la justicia prevalecen en su vida, el hábito de buscar errores en los demás desaparecerá. Oro al Señor para que lo guíe y lo fortalezca. Estudie las palabras de Cristo. Obre de acuerdo con ellas, y estará seguro.
Mientras estudia la Palabra y permite que el poder santificador de la verdad modele su vida, el Señor hará de usted un obrero aceptable. Todos los que asumen responsabilidades en la iglesia deberían contarse entre el ejército de obreros del Señor. Pero si no se someten los rasgos naturales del carácter en momentos de crisis, cuando se necesitan palabras firmes y llenas de esperanza, se pronunciarán palabras de desánimo y desesperanza que caerán pesadamente sobre la iglesia. . . Mire constantemente a Jesús, el autor y consumador de su fe. Camine humildemente delante de Dios, y no pronuncie palabras desanimadoras (Carta 246, del 13 de agosto de 1908, dirigida a W. R. Strother).
E. G. White
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