LA PRIMERA DECISIÓN
Entonces clamaron a Jehová en su angustia, y los libró de sus aflicciones. Sal 107:6.
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La decisión que tomé aquella tarde, me pareció acertada. Estábamos en Terra de Areia, un pequeño pueblo al sur del Brasil. Pensé que si seguíamos aquel atajo de tierra, llegaríamos más rápido a Capáo da Canoa, la playa donde pasaríamos la noche. Mi esposa y mis hijos concordaron con la decisión.
Durante los primeros kilómetros todo iba bien, hasta que llegamos a un camino lleno de pozos y piedras. Se nos dañaron dos ruedas, y no teníamos cómo resolver el problema. Anochecía y estábamos en la carretera solitaria y lejos de cualquier ayuda. “Hijos —dije impaciente—, escoger este camino fue la peor decisión que podríamos haber hecho”. ¡Mentira! En aquellas circunstancias, la peor decisión fue permitir que el desánimo entrase en mi corazón.
Todos los días, en todos los lugares, por diferentes motivos, aparecen problemas. Decidir, es el primer paso hacia la solución. La decisión que tú tomes hoy en relación a cualquier obstáculo, no es sobre lo que vas a hacer, sino sobre lo que vas a pensar. Si escoges el pensamiento equivocado, entrarás en el camino escabroso de la autocompasión. Si tú clamas a Dios y le permites que enriquezca tus pensamientos, estarás en condiciones de ver la solución del problema.
¿Cómo te libra Dios en la hora de la angustia? No necesariamente a través de un milagro. Hay gente que contempla cómo se le va la vida y espera un milagro que nunca sucede. Y la responsabilidad que tú tienes con la misma vida ¿dónde queda? Tú necesitas decidir, aunque la decisión no te lleve inmediatamente hacia la solución del problema.
La reacción natural del ser humano cuando las cosas no salen de la manera que él quiere, es decir: “tuve que hacerlo, no había alternativa”. La realidad es que siempre existe la posibilidad de decidir. Siempre. Inclusive cuando no decides, ya decidiste. Decidiste por la mediocridad y el conformismo, que puede esconderse detrás de la expresión: “Estoy esperando en el Señor”.
El salmo de hoy relata la peregrinación de Israel por el desierto. El pueblo estaba perdido. Cualquier decisión que tomase lo llevaría a la ruina. “Entonces clamaron a Jehová en su angustia, y los libró de sus aflicciones”. Piensa en eso hoy, antes de tomar cualquier decisión.
Pr. Alejandro Bullón
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Durante los primeros kilómetros todo iba bien, hasta que llegamos a un camino lleno de pozos y piedras. Se nos dañaron dos ruedas, y no teníamos cómo resolver el problema. Anochecía y estábamos en la carretera solitaria y lejos de cualquier ayuda. “Hijos —dije impaciente—, escoger este camino fue la peor decisión que podríamos haber hecho”. ¡Mentira! En aquellas circunstancias, la peor decisión fue permitir que el desánimo entrase en mi corazón.
Todos los días, en todos los lugares, por diferentes motivos, aparecen problemas. Decidir, es el primer paso hacia la solución. La decisión que tú tomes hoy en relación a cualquier obstáculo, no es sobre lo que vas a hacer, sino sobre lo que vas a pensar. Si escoges el pensamiento equivocado, entrarás en el camino escabroso de la autocompasión. Si tú clamas a Dios y le permites que enriquezca tus pensamientos, estarás en condiciones de ver la solución del problema.
¿Cómo te libra Dios en la hora de la angustia? No necesariamente a través de un milagro. Hay gente que contempla cómo se le va la vida y espera un milagro que nunca sucede. Y la responsabilidad que tú tienes con la misma vida ¿dónde queda? Tú necesitas decidir, aunque la decisión no te lleve inmediatamente hacia la solución del problema.
La reacción natural del ser humano cuando las cosas no salen de la manera que él quiere, es decir: “tuve que hacerlo, no había alternativa”. La realidad es que siempre existe la posibilidad de decidir. Siempre. Inclusive cuando no decides, ya decidiste. Decidiste por la mediocridad y el conformismo, que puede esconderse detrás de la expresión: “Estoy esperando en el Señor”.
El salmo de hoy relata la peregrinación de Israel por el desierto. El pueblo estaba perdido. Cualquier decisión que tomase lo llevaría a la ruina. “Entonces clamaron a Jehová en su angustia, y los libró de sus aflicciones”. Piensa en eso hoy, antes de tomar cualquier decisión.
Pr. Alejandro Bullón
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