No desesperes. Confía. Jesús ora por ti
Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo sino por los que me diste; por que tuyo son. Juan 17:9
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Si hay una cosa de la que el cristiano puede estar seguro, es la realidad de que hay uno que oró por nosotros y lo sigue haciendo. Las oraciones de Jesús van mas alla de lo que el hombre se puede imaginar.
Si Dios contesta la oración del pecador, mucho más atiende y contesta la oración de su Hijo. La certeza de la oración de Cristo es suficiente para que ningún hijo de Dios jamás sienta desesperación. “Yo ruego por ellos” nunca se debe tomar livianamente. Es la promesa del Hijo de Dios, es la certeza de nuestro Salvador, es la promesa de uno que nunca ha fallado en su palabra.
La desesperación viene cuando no hay esperanza de salida o de solución. Sin embargo, la oración de Cristo no era una oración por llenar el tiempo y para usar palabras bonitas. Es la promesa segura de que él nos mira y nos cuida. Por difícil que la vida pueda parecer, por imposible que parezca la situación, la gran verdad es que la oración de Cristo todavía tiene eficacia. Como a ovejas, el Padre nos puso en manos de nuestro Pastor para ser cuidadas; como a enfermos, nos confió a las manos de nuestro Médico para ser sanados; como a niños, nos entregó al cuidado de nuestro Tutor para ser enseñados.
Algunos se han preguntado: “Por qué recalca que no estaba orando por el mundo? ¿Qué habría pasado si hubiese orado por el mundo?” Jesús tenía una sola preocupación por el mundo, y la reservó para una de sus últimas oraciones, dando así a conocer de su gran amor por el mundo y la gran relación que ansiaba tener con él. “Y Jesús decía: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Luc. 23:34). La preocupación de Jesús era la salvación del hombre; por eso, antes de expirar en la cruz, pronunció la mayor oración que se ha hecho a favor del ser humaño: “Padre, perdónalos".
Como todas las oraciones de Cristo fueron contestadas, seguramente esta también recibió atención del Padre y pronta respuesta. Todo aquel que se allega al Hijo es aceptado por el Padre. Antes de que acepten a Jesús, la oración es “Padre, perdónalos' Después de aceptar a Jesús, la oración, de mayor gozo para Jesús, es “Padre, guárdalos' Esa oración te acompañará hoy. No desesperes. Confía en la gracia de nuestro Señor Jesucristo y en su intercesión en tu beneficio.
Éxodo 28:1-31:18; Juan 17:1-26
Pr. Israel Leito
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Si Dios contesta la oración del pecador, mucho más atiende y contesta la oración de su Hijo. La certeza de la oración de Cristo es suficiente para que ningún hijo de Dios jamás sienta desesperación. “Yo ruego por ellos” nunca se debe tomar livianamente. Es la promesa del Hijo de Dios, es la certeza de nuestro Salvador, es la promesa de uno que nunca ha fallado en su palabra.
La desesperación viene cuando no hay esperanza de salida o de solución. Sin embargo, la oración de Cristo no era una oración por llenar el tiempo y para usar palabras bonitas. Es la promesa segura de que él nos mira y nos cuida. Por difícil que la vida pueda parecer, por imposible que parezca la situación, la gran verdad es que la oración de Cristo todavía tiene eficacia. Como a ovejas, el Padre nos puso en manos de nuestro Pastor para ser cuidadas; como a enfermos, nos confió a las manos de nuestro Médico para ser sanados; como a niños, nos entregó al cuidado de nuestro Tutor para ser enseñados.
Algunos se han preguntado: “Por qué recalca que no estaba orando por el mundo? ¿Qué habría pasado si hubiese orado por el mundo?” Jesús tenía una sola preocupación por el mundo, y la reservó para una de sus últimas oraciones, dando así a conocer de su gran amor por el mundo y la gran relación que ansiaba tener con él. “Y Jesús decía: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Luc. 23:34). La preocupación de Jesús era la salvación del hombre; por eso, antes de expirar en la cruz, pronunció la mayor oración que se ha hecho a favor del ser humaño: “Padre, perdónalos".
Como todas las oraciones de Cristo fueron contestadas, seguramente esta también recibió atención del Padre y pronta respuesta. Todo aquel que se allega al Hijo es aceptado por el Padre. Antes de que acepten a Jesús, la oración es “Padre, perdónalos' Después de aceptar a Jesús, la oración, de mayor gozo para Jesús, es “Padre, guárdalos' Esa oración te acompañará hoy. No desesperes. Confía en la gracia de nuestro Señor Jesucristo y en su intercesión en tu beneficio.
Éxodo 28:1-31:18; Juan 17:1-26
Pr. Israel Leito
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