SEGURIDAD ÚNICAMENTE EN LA OBEDIENCIA
Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal. (1 Ped. 3: 12.)
Nadie que no ore puede estar seguro un solo día o una sola hora. Deberíamos sobre todo pedir al Señor que nos dé sabiduría para comprender su Palabra. En ella es donde están puestos de manifiesto los artificios del tentador y las armas que le pueden ser opuestas con éxito. Satanás es un experto citando las Escrituras, colocando su propia interpretación en los pasajes, por medio de lo cual espera causarnos una caída. Debemos estudiar la Biblia con humildad de corazón, nunca perdiendo de vista nuestra dependencia de Dios. Y mientras estemos siempre en guardia contra los engaños de Satanás, deberíamos orar con fe diciendo: "No nos metas en tentación".
Cuando Balaam, tentado por la promesa de ricos regalos, recurrió a encantamientos contra Israel, y quiso por medio de sacrificios ofrecidos al Señor, invocar una maldición sobre su pueblo, el Espíritu de Dios se opuso a la maldición que Balaam trataba de pronunciar, viéndose éste obligado a exclamar: "¿Por qué maldeciré yo al que Dios no maldijo?'(Núm. 23: 8).
En aquel tiempo el pueblo de Israel era fiel a Dios; y mientras seguía obedeciendo a su ley, ningún poder de la tierra o del infierno hubiese prevalecido contra él. Pero la maldición que no se le permitió a Balaam pronunciar contra el pueblo de Dios, él al fin consiguió lanzarla arrastrándolo al pecado. Israel, al quebrantar los mandamientos de Dios, se separó de él y fue abandonado al poder del destructor.
Satanás sabe bien que el alma más débil que mora en Cristo es más poderosa que los ejércitos de las tinieblas... Sólo podemos estar seguros cuando confiamos humildemente en Dios y obedecemos todos sus mandamientos.
Que ninguno se engañe a sí mismo con la creencia de que Dios lo perdonará y bendecirá mientras que atropella uno de sus requerimientos. La comisión intencionada de un pecado conocido calla la voz atestiguadora del Espíritu y separa el alma de Dios.
E. G. W.
Nadie que no ore puede estar seguro un solo día o una sola hora. Deberíamos sobre todo pedir al Señor que nos dé sabiduría para comprender su Palabra. En ella es donde están puestos de manifiesto los artificios del tentador y las armas que le pueden ser opuestas con éxito. Satanás es un experto citando las Escrituras, colocando su propia interpretación en los pasajes, por medio de lo cual espera causarnos una caída. Debemos estudiar la Biblia con humildad de corazón, nunca perdiendo de vista nuestra dependencia de Dios. Y mientras estemos siempre en guardia contra los engaños de Satanás, deberíamos orar con fe diciendo: "No nos metas en tentación".
Cuando Balaam, tentado por la promesa de ricos regalos, recurrió a encantamientos contra Israel, y quiso por medio de sacrificios ofrecidos al Señor, invocar una maldición sobre su pueblo, el Espíritu de Dios se opuso a la maldición que Balaam trataba de pronunciar, viéndose éste obligado a exclamar: "¿Por qué maldeciré yo al que Dios no maldijo?'(Núm. 23: 8).
En aquel tiempo el pueblo de Israel era fiel a Dios; y mientras seguía obedeciendo a su ley, ningún poder de la tierra o del infierno hubiese prevalecido contra él. Pero la maldición que no se le permitió a Balaam pronunciar contra el pueblo de Dios, él al fin consiguió lanzarla arrastrándolo al pecado. Israel, al quebrantar los mandamientos de Dios, se separó de él y fue abandonado al poder del destructor.
Satanás sabe bien que el alma más débil que mora en Cristo es más poderosa que los ejércitos de las tinieblas... Sólo podemos estar seguros cuando confiamos humildemente en Dios y obedecemos todos sus mandamientos.
Que ninguno se engañe a sí mismo con la creencia de que Dios lo perdonará y bendecirá mientras que atropella uno de sus requerimientos. La comisión intencionada de un pecado conocido calla la voz atestiguadora del Espíritu y separa el alma de Dios.
E. G. W.
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