¡ACÉPTATE!
Más vale el despreciado que tiene servidores, que el que se jacta, y carece de pan. Prov. 12:9.
La versión de Straubinger, traduce así este versículo: "Más vale un hombre humilde que sabe ganarse la vida, que el ostentoso que tiene escasez de pan". Muéstrate como realmente eres. Sé tú mismo. No aparentes. Es trágico andar por la vida tratando de demostrar o saber mucho, cuando, acostado en la cama, mirando al techo, tú sientes el dolor profundo de saber que eres un pobre ignorante.
Vivir una vida de mentira, no es vivir. Tus pies pisan en las nubes. Lejos de la realidad, tú sufres la irrealidad de una historia que inventaste. Te alimentas en público de los aplausos y de la admiración que las personas ofrecen al personaje que tú creaste; pero que, por supuesto, no existe. Cuando te encuentras solo en la recámara de tu propia alma, de donde no puedes huir, te miras en el espejo de la realidad y ves el cuadro grotesco de una historia en cuadritos, sin vida y paradójicamente, con mucho dolor, vacío, y desesperación.
Mucha gente se pregunta todavía porqué Jesús maldijo la higuera. ¿Por- que no tenía frutos? No. Ser estéril no es un delito. Ser estéril y aparentar tener frutos es lo que provocó el desagrado de Jesús. La hipocresía es repulsiva, nociva. Repulsiva, porque las personas se apartan. Nociva, porque destruye la propia vida.
¿Por qué decir que hablo inglés, si no hablo? ¿Por qué afirmar que toco el piano, si no tengo esa habilidad? ¿Por qué decir que tengo auto si no lo tengo, o que poseo un doctorado si no es verdad? La "maldición" de quien pretende ser lo que no es, produce una suerte de sequedad. Una vida seca es cruel, angustiante y sin significado. Como el desierto. Tierra sedienta, es tierra agonizante. Tierra condenada.
Acepta tus defectos y realidades. Reconoce tus carencias. Acéptate como eres. Este es el primer paso en el proceso de recuperación y cura, porque: "Más vale un hombre humilde que sabe ganarse la vida, que el ostentoso que tiene escasez de pan".
Pr. Alejandro Bullón
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