NO TE ASUSTES

No temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de día. Sal. 91:5.

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Todo estaba oscuro. Juan no veía un palmo a su alrededor. Había sombras por todos lados. Más que oscuridad física, el problema de Juan era emocional. Tenía el corazón lleno de tinieblas, dudas, rebelión, heridas en el corazón y miedo. Acababa de sepultar el cuerpo de su esposa, muerta en un accidente de tránsito. Los amigos y los parientes ya se habían ido. Estaba solo, o casi solo. Sus tres hijos pequeños dormían al lado. Eran ellos la causa mayor de su preocupación.
¿Cómo enfrentar la vida sin la esposa amada? ¿Cómo ocupar el corazón de los niños y el vacío dejado por ella? ¿Por qué Dios había permitido aquello? El futuro se presentaba oscuro y la oscuridad le daba miedo.

De repente, la voz del hijo de 5 años lo trajo a la realidad: “Papá —dijo el niño—, está todo oscuro, no puedo ver, pero sé que estás ahí, ¿no estás?” Dos lágrimas corrieron por las mejillas de Juan. Cuando el pequeño se volvió a dormir, él le dijo a Dios en su corazón: “Oh, Señor, está todo oscuro en mi vida. Tengo tanto dolor y tristeza. No logro verte, pero tú estás ahí, ¿no estás?”
La noche es la ley de esta vida. Si hay sol, hay sombras. Las sombras llegan hoy o mañana. Siempre llegan. ¡Ay de mí si no sé dónde buscar la luz!

El Salmo 91 habla de un escondrijo. Dios es el refugio. El está listo para cubrir a sus hijos debajo de sus alas, como la gallina protege a sus polluelos. Por eso David proclama a los cuatro vientos: “No temerás el terror nocturno”.

- Abre las puertas de tu alma. Deja entrar el sol. No temas. No te escondas. Abrete como el capullo. Cada vez que la tormenta llegue a tu vida, recuerda que por encima de las nubes el sol continúa brillando.

Hoy es un nuevo día. Si las cosas no marcharon bien hasta aquí, continúa luchando en nombre de Jesús. Muchos derrotados no sabían, en el momento en que desistieron de luchar, cuán cerca estaban de la victoria. No desistas. Nada puede derrotar a quien se refugia en Dios.

Con estos pensamientos en mente, encara los desafíos de la vida. Si tu confianza está depositada en Dios, “no temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de día”.

Pr. Alejandro Bullón

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