El poder de la palabra
Manzana de oro con figuras de plata es la palabra dicha como conviene. Proverbios 25:11.
¿Cuánto vale una palabra? Todo o nada. Depende de la palabra. Depende del memento y hasta de la forma como se la dice.
Algunos apenas consiguen decir una palabra. Eso cuando no están totalmente ausentes. Ausentes de la realidad, del amor y de la vida. Otros dan un paso adelante. Logran decir algo casi primitivamente, a duras penas, pero no son capaces de entender el valor real de una simple palabra. No consiguen usarla para hacer algo positivo. No consiguen construir. En la mejor de las hipótesis, solo destruyen, derriban y lastiman.
Están, sin embargo, los que conocen el verdadero valor de una palabra, de una simple palabra. Y con ella son capaces de construir imperios, propagar ideas, rehacer vidas, encender esperanzas, cambiar los caminos del mundo.
Una palabra. Una sola palabra dicha en el memento oportuno y de la manera correcta cambió el rumbo de mi vida.
Hace muchos años, un grupo de adolescentes se inscribía para un concurso de oratoria. Un joven tímido no se animaba ni siquiera a pensar en la posibilidad de hablar en público. "Yo nunca lo lograré", pensaba. Faltaba solamente uno para completar el grupo de diez participantes. Ese joven estaba temblando y sintiéndose incapaz, cuando el experimentado profesor se le acercó, en el minuto final, y con una sola palabra llena de ánimo y ternura, definió tal vez su futuro. Su voz parecía una invitación y al mismo tiempo una orden: " "¡Ve!" Solamente eso. Y mi vida cambió. Fui, vencí en el concurso y comencé a creer que podía. Hoy, cuando hablo para miles de personas en diferentes países, nadie podría imaginar al venerable profesor con su palabra oportuna: "¡Ve!"
¡Cuánto puede una palabra! Una sola palabra dicha por Dios cambió el destine de la raza humana. Estábamos condenados, porque el salario del pecado es la muerte. Nuestro futuro era incierto o, quién sabe, demasiado asegurado. Sería el fin de todo, la muerte eterna, el "acabóse". Pero el Padre nos dio la Palabra en la vida de su Hijo. En un principio era la Palabra, y la Palabra era Dios.
Quien vaya a él y viva con él sólo tendrá palabras de amor, porque él es amor. Quien vaya a él y viva con él sólo tendrá palabras de verdad, porque él es la verdad. Quien vaya a él y viva con él sólo tendrá palabras de vida, porque él es la vida. Haz que él sea hoy el centro de tu vida.
Pr. Alejandro Bullón
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