¿Jesús o la burra?


Entonces Jehová abrió la boca al asna, la cual dijo a Balaam: "¿Qué te he hecho, que me has azotado estas tres veces?" Números 22:28.

Balaam era un hombre confundido. Necesitaba un mensaje especial para despertarlo. Pero no había ningún pastor cerca, ni predicador, ni profesor de Biblia. Todo lo que había era un asna, y Dios le entregó el mensaje y ella ha-

Sin embargo, los hombres corren el peligro de olvidar al Dios del mensaje y seguir a la burra, y la burra también corre el peligro de pensar que ella es la que realmente vale.

Cuando era joven oí la historia del burrito que llevó a Jesús durante su entrada triunfal en Jerusalén. Todo el mundo gritaba hosannas -todo el mundo se inclinaba y agitaba palmas mientras Jesús pasaba-, pero el burrito pensó que los homenajes eran para él.

Esa noche el burrito llegó a su casa y le dijo a sus padres: "A partir de hoy tienen que tratarme con mayor consideración, porque soy muy importante. Esta mañana fui a la ciudad y todo el mundo se inclinó delante de mí y agitó palmas para homenajearme".

Los padres, dice la historia, quedaron intrigados con la noticia, y al día siguiente lo acompañaron a la ciudad para ver si era verdad lo que el hijo les había contado.

Para decepción del burrito, esta vez nadie lo miró, y hasta había gente que lo golpeaba para que se retirara del camino.

¡Ay de los mensajeros que, olvidando al Dios del mensaje, permiten que el orgullo y la suficiencia propia se apoderen de ellos! Y, ¡ay de los hombres que, olvidando al Señor del mensaje, concentran su atención en el mensajero!

No somos seguidores de hombres. Jesús debería ser el centro de nuestra atención; el Jesús crucificado, resucitado y próximo a volver. Los hombres nos podrán fallar, decepcionar y hasta traicionar. Pero Jesús, nunca. Construir el discipulado sobre un hombre es edificar en la arena. Jesús es la Roca de los siglos; sólo en él estaremos seguros.

¿Soy seguidor de Jesús o estoy siguiendo a los hombres? Esta es una pregunta para ser respondida hoy.

Ve con Jesús, sigue la Estrella de la mañana. Él te conducirá al puerto seguro.

Pr. Alejandro Bullón.

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