Receta para la felicidad


En cuanto a tus prescripciones, hace mucho que sé que las estableciste para siempre. Salmo 119:152.

Tomé este texto de la traducción portuguesa de la Biblia. Habla de recetas o prescripciones. Por muy importantes que sean, solo valen si se las sigue. Obedecer, sin embargo, no es propio de la naturaleza humana. Tal vez sea esta la razón por la cual muchos cristianos no logran ser felices, a pesar de conocer las prescripciones divinas.

En este Salmo 119 se presentan las prescripciones divinas como el camino para la felicidad. Una persona infeliz es una persona enferma. No hay enfermedad más terrible que la infelicidad. Destruye las ganas de vivir. Te condena a una vida de fracaso, lúgubre y mediocre. Crea un sentimiento de inutilidad y desvalorización.

Tú sobrevives. Te levantas todos los días para cumplir lo que consideras tu deber. Te esfuerzas, luchas, trabajas, pero sientes en el fondo del corazón una especie de vacío que te incomoda y desespera.

La ciencia de nuestros días todavía lucha para descubrir un remedio contra el cáncer. El SIDA es aún una enfermedad estigmatizada y fatal. Hay estadísticas que tienen por objeto el control de estos males, pero no existen estadísticas que indiquen cuántas personas mueren de infelicidad. Matrimonios que andan mal. Hijos que se auto destruyen. Angustia que sofoca. Corazones rotos en pedazos. Todo es consecuencia de vidas infelices.

El salmista afirma que hay remedio para este mal. Basta con seguir las prescripciones "de todo corazón". Esa historia de "portarse bien" mientras somos vistos, ayuda poco. No soluciona nada. Al contrario. Lleva al ser humano a cargar con el peso agobiador de la culpa.

"De todo corazón". Es una expresión que combina lo más sagrado que tiene el ser humano: su voluntad y el modo como debe ser usada para seguir los consejos divinos.

Hoy debo hacer un análisis de mi propia vida. ¿Cuánto de mi ser, de mi corazón, de mi voluntad, está empeñado en seguir las prescripciones divinas?

Vale la pena responder esta pregunta, porque de otro modo, todos los intentos humanos para alcanzar el sentido de una vida plena, realizada y feliz, terminarán en la frustración. Debo decir como el salmista: "En cuanto a tus prescripciones, hace mucho que sé que las estableciste para siempre".

Pr. Alejandro Bullón

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