Jehová me recogerá


Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá. Salmo 27:10.

Los judíos piensan que este Salmo fue escrito por David en los años de la vejez, después del incidente narrado así: "Isbi-benob, uno de los descendientes de los gigantes, cuya lanza pesaba trescientos siclos de bronce, y quien estaba ceñido con una espada nueva, trató de matar a David; mas Abisai hijo de Sarvia llegó en su ayuda, e hirió al filisteo y lo mató. Entonces los hombres de David le juraron, diciendo: Nunca más de aquí en adelante saldrás con nosotros a la batalla, no sea que apagues la lámpara de Israel".

¿Puede, por una cosa de esas, decirle el pueblo al rey: "Por favor, su majestad, ya está viejo; no necesita ir a la guerra con nosotros"? Pero la vida es así. Llega un momento cuando los hijos quieren decirnos lo que debemos o no debemos hacer. Nos cuidan como nosotros los cuidábamos cuando eran pequeños. Es la vida, y es necesario aprender a convivir con esa realidad.

David expresa en este Salmo su confianza en Dios, en los tiempos de la vejez. Sus padres ya descansaban en el sepulcro. Él ya vivió, lloró, amó, erró, pidió perdón, se levantó y triunfó. Pero la vida pasó. Los años se fueron. Ya no era un muchacho que mataba leones y osos que amenazaban su rebaño. Tampoco era ya el joven sin temor que con una honda y cinco piedras había derribado al gigante Goliat. Todavía cree que puede, es verdad. Acaba de enfrentar a otro gigante, Isbi-benob, pero casi muere esta vez si no fuera por la intervención de Abisai. Por eso, sus propios soldados le aconsejaron: "Por favor, David, permanece en el palacio, no apagues la lámpara de Israel".

¿Cómo te sentirías tú en esas circunstancias? ¿Cómo encarar la realidad de la vejez que avanza implacablemente? David expresa con seguridad: "Jehová me recogerá".

Al escribir este devocional ya no soy joven. Yo también viví. Me queda continuar mirando al horizonte y colocar en las manos de Dios todo aquello que recibí de él. En el caso de David, el compañerismo con Jesús era la fuente de certeza y satisfacción con relación al futuro.

Si esa es tu realidad, agradece a Dios por la vida, por las alegrías y hasta por las tristezas, y expresa como David: "Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá".

Pr Alejandro Bullón.

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