Resistamos el mal con firmeza


María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita que había tomado, porque él había tomado por mujer a una cusita. Números 1 2: 1

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Los celos y las envidias pueden cegar a la persona, al punto de perder de vista las motivaciones de sus actos y los resultados de los mismos. María y Aarón estaban cuestionando el liderazgo de Moisés, no porque no fuese eficaz, sino por los celos de que el Señor lo hubiese escogido a él para ser su portavoz oficial. En su murmuración y descontento, no podían encontrar falta alguna en el escogido de Dios salvo su matrimonio.

Elena G. de White explica que «aunque se la llama "mujer cusita" (VM) o "etíope", la esposa de Moisés era de origen madíanita, y por lo tanto, descendiente de Abrahán. En su aspecto personal difería de los hebreos en que era un tanto más morena. Aunque no era israelita, Séfora adoraba al Dios verdadero» (PP 403).

Las insinuaciones y falsas acusaciones procedieron de María, pero contaron con la complicidad de Aarón, que no tuvo el coraje de resistir el mal. No habló mucho, pero el refrán de que «el que calla otorga» se puede aplicar en este caso también. No reprendió a su hermana, no defendió el bien, no luchó contra el mal, y así permitió, por su silencio y actitud pasiva, que el mal progresara.

«Si Aarón se hubiese mantenido firme de parte de lo recto, habría impedido el mal; pero en vez de mostrarle a María lo pecaminoso de su conducta, simpatizó con ella, prestó oídos a sus quejas, y así llegó a participar de sus celos» (PP 403-4).

No es suficiente no hacer el mal: el cristiano debe ser un activista para el bien. No se trata de salir a las calles a protestar contra cualquier injusticia social o que vayamos a unimos a causas que nos parezcan justas, sino de que hagamos todo lo posible para que donde estemos el mal no pueda progresar.

Con su silencio, Aarón dio alas al mal de la sublevación contra el elegido por Dios. No supo expresar su desaprobación de la crítica mordaz de su hermana. Que Moisés se hubiese casado con una extranjera no justifica el gran pecado de la sublevación contra él. Aunque puedan aducirse argumentos en apoyo de un cierto proceder, cuando se comete pecado con ello, pecado es. Aarón era débil para resistir el mal. Seamos nosotros fuertes para promover el bien.

Israel Leito

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