NO ESPERES SER ATENDIDO


El corazón conoce la amargura de su alma, y extraño no se entrometerá en su alegría. Prov. 14:10.

¿Estás triste hoy por algún motivo? ¿Nadie comprende lo que traes en el corazón? La vida es así. Eso es lo que Salomón afirma en el versículo de hoy. Solo tú conoces la verdadera dimensión de tus alegrías o tristezas.

El corazón es un cofre cerrado. Nadie puede abrirlo. Tú no puedes explicar con palabras lo que hay dentro del santuario sagrado de tu mundo interior. Por eso, es necesario aceptar la realidad de la vida, sin esperar a ser “comprendido”.

Pero Dios no te dejó abandonado en este mundo para llevar solo la tristeza que muchas veces llena tu vida. Jesús dice: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”.* Jesús es refugio para los angustiados y los tristes, consuelo para los afligidos, esperanza para los desesperados y seguridad para los temerosos.

Es posible que en esta vida nadie te comprenda. Te juzgarán por tu apariencia y no por tu corazón. Se impresionarán por el título académico que posees, y no por la disposición interior que tienes para luchar y crecer. Si te quedas parado, esperando ser entendido por los otros, desperdiciarás tu vida en lamentaciones y quejas, y cuando abras los ojos, el tiempo habrá pasado.

Acepta hoy el desafío de construir la vida de un modo diferente. Confía menos en el ser humano y más en Dios. Cuando las flechas de la incomprensión humana aparezcan intempestivamente, escóndete en los brazos de Dios, cuéntale a él todo. El no ignora tu situación, pero cuando tú abres el corazón a Dios, el dolor se torna menos intenso, la carga más liviana y la oscuridad menos densa.

Haz de Dios tu amigo de cada día. Es mejor andar con él en la oscuridad que caminar solo en plena luz del día, esperando ser comprendido por las personas. En lugar de querer ser comprendido, trata de comprender, en vez de esperar una mano auxiliadora, extiende la mano para socorrer. Siempre hay alguien más necesitado que tú. La vida es así. Tal vez para que el dolor no lastime tanto.

Sal de tu casa hoy, recordando que “el corazón conoce la amargura de su alma; y extraño no se entrometerá en su alegría”.

Pr. Alejandro Bullón

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