SÉ AGRADECIDO


Voluntariamente sacrificaré a ti; alabaré tu nombre, oh Jehová, porque es bueno. Porque él me ha librado de toda angustia. Sal54:6, 7 pp.

Los salmos retratan experiencias humanas, con sus dramas, tristezas, problemas y dificultades. Por ejemplo, la traición. David fue constantemente perseguido y traicionado. Parece que, de alguna manera, algunos usan la traición como una herramienta de sobrevivencia.

En el salmo de hoy, David agradece a Dios por haberlo librado de la traición de los zifeos que fueron a buscar a Saúl para avisarle que el joven rey David estaba escondido en su territorio.*

Dios siempre está listo para ayudar a sus hijos que son sinceros. El versículo de hoy presenta la actitud de un corazón agradecido por el libramiento que el Señor operó en su vida.

"Voluntariamente sacrificaré a ti", afirma el salmista. En otras palabras: "Esto que haré, no es obediencia a algo que pediste. Esto es voluntario. Nace de mi corazón. Lo hago en agradecimiento al modo maravilloso como me ayudaste más de una vez".

El salmista dice que hará dos cosas en gratitud a Dios: ofrecer y alabar.

La razón es "porque él me ha librado de toda angustia'.

Tú no puedes separar la gratitud de la alabanza y la entrega. Agradecer sin alabar y sin ofrecer, no es agradecer, es apenas una palabra hueca que no pasa de ser una expresión creada por las reglas del comportamiento social.

Alabar es hacer que el mundo sepa lo que pasó. Ofrecer es salir de la belleza de las palabras, y entrar en la dimensión de los hechos. Es transformar la teoría en práctica.

Lo que poca gente sabe es que, cuando agradezco, se apodera de mi interior un sentimiento de paz y satisfacción al punto de reconocer que "todo es bueno", aun cuando estoy enfrentando las dificultades más duras.

¿Qué motivos tienes para agradecer hoy? Mira la luz de un nuevo día. Siente que estás vivo. Mira hacia arriba, contempla la misericordia divina, y exclama: "Voluntariamente sacrificaré a ti, alabaré tu nombre, oh Jehová, porque es bueno".

* Cf. sobrescrito Sal. 54; 1 Sam. 23: 19; 26: 1.

Pr. Alejandro Bullón

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