Dios nunca nos chasquea
Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. S. Mateo 7:7.
Hace muchos años tuve un sueño: organizar un campamento para miles de jóvenes. Sin embargo, también ocurrían dificultades y había montañas infranqueables. ¿Cómo conseguir un lugar para acomodar a tanta gente, con agua, instalaciones sanitarias y comida para todos?
Un domingo convoqué a un grupo de especialistas en diferentes áreas de trabajo. Hasta el lema teníamos listo: "Conócelo, ámalo y sírvelo", pero no sabíamos cómo concretar el evento.
El joven Costa Junior formaba parte del grupo, y le pedimos que compusiera el himno oficial del campamento, que se realizaría en Itabuna.
Esa noche, mientras Costa Junior regresaba a San Pablo, en un ómnibus de línea, Dios le dio la letra y la música del himno: "Conocer a Jesús es todo". Inexplicablemente, esa música desapareció nueve veces. Después de mucha oración y trabajo, finalmente el himno estuvo listo y fue cantado por diez mil jóvenes en Itabuna, por treinta mil personas en el estadio de Ibirapuera en San Pablo, y por varios miles en todo el Brasil y otros países del mundo.
Si Costa Junior hubiese desistido de escribir y reescribir el himno, si hubiese dejado de orar y pedir a Dios que le recordara la letra y la música iniciales, tal vez hoy la iglesia no tendría ese himno que trajo tanta inspiración a mucha gente.
Todos debemos soñar. Nosotros, los seres humanos, tenemos que soñar. Quien no es capaz de soñar, no tiene un motivo por el cual vivir. Pero nadie tiene el derecho a soñar si no está dispuesto a pagar el precio de su sueño; porque todo sueño tiene un precio, y a veces ese precio es muy caro: puede hasta costarnos la vida. Aunque ese no es el problema: podrán matar al soñador, pero nunca matarán el sueño.
Sal esta mañana con fe. Pide, llama, busca, clama a Dios y trabaja por tus sueños. En poco tiempo, ya no será un sueño, será la más linda realidad.
Pr. Alejandro Bullón
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