La sabiduría de la vida


A cualquiera, pues, que me oye estas palabras y las pone en práctica, lo compararé a un hombre prudente que edificó su casa sobre la roca. S. Mateo 7:24.

Analicemos bien el versículo de esta mañana.

Un moralista que tratara de resumir un código moral, lo escribiría así: "Todo aquel, pues, que oye mis palabras y las practica, será semejante a un hombre bueno que edificó su casa sobre la roca". Pero Jesús, en lugar de usar el término "hombre bueno", usa "hombre prudente". Aquí está la clave del evangelio.

Jesús, en el Sermón del Monte, estaba poniendo al descubierto la naturaleza de la realidad implícita en nuestra relación con la vida. En otras palabras, Jesús estaba diciendo: "Te estoy enseñando cómo vivir. Si me escuchas, serás prudente; la casa de tu vida será edificada sobre la roca de la realidad, y cuando vengan las tormentas no caerá. Pero si no sigues esta manera de vivir, entonces serás un tonto; tu casa será edificada sobre la arena de la irrealidad, y cuando venga la tempestad y la vida cobre su precio, caerá con seguridad. Tú puedes aceptar este camino o rechazarlo, pero ésta es la única manera de vivir y ser feliz".

Cuando revisamos las enseñanzas de Cristo, se tiene la impresión de que lo que más le preocupaba era la tontería de los hombres.

Los vio siempre tratando de vivir contra la realidad del universo, contra las leyes que unen a los hombres, contra su propia naturaleza y contra Dios. "Eso no va a funcionar; sois tontos si tratáis de hacer las cosas así; lo único que vais a lograr va a ser lastimaros a vosotros mismos", alertó. EL vio que Dios no estaba castigando a los hombres, sino que los hombres estaban castigándose a sí mismos. El castigo es algo inherente a la ruptura de la realidad.

Que en este día nuestra oración sea: "Señor, ayúdame a ser sabio y a vivir según la ley de la vida establecida para mi felicidad".

Pr. Alejandro Bullón

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