¿Por qué ir a la iglesia?
Después lo halló Jesús en el Templo y le dijo: "Mira, has sido sanado; no peques más para que no te suceda algo peor". S. Juan 5:14.
El paralítico del estanque de Betesda acababa de ser curado y miró a su alrededor para agradecer a quien había hecho ese milagro en su vida, pero Jesús ya no estaba allí, "porque... se había apartado de la gente que estaba en aquel lugar" (vers. 13). Así sucedían las cosas con Jesús. Su misión era llevar la atención de los hombres a su Padre. Hacía lo que tenía que hacer y desaparecía sin esperar aplausos, ni homenajes, ni conmemoraciones, porque sabía que a nosotros, los seres humanos, nos gusta hacer ídolos de barro. Olvidamos al Salvador e idolatramos al instrumento humano. Jesús dejó aquí una lección para todos nosotros.
El versículo de hoy dice que "después lo halló Jesús en el Templo". Aquí hay un pensamiento profundo que necesitamos entender. El paralítico no fue al templo para ser curado. El fue curado por Jesús. La iglesia no tiene poder para salvar. Ningún ser humano debe pertenecer a una iglesia pensando que ese es el medio de salvación. El paralítico fue al templo para alabar el nombre de Dios por haber sido curado. Allí se encontró con Jesús y pudo decirle: "Muchas gracias, Señor; alabo tu nombre porque me salvaste".
Por favor, nunca digas que fuiste salvo por Jesús si no estás asistiendo a la iglesia. No digas que tienes una gran experiencia salvadora con Jesús si en los días de culto te quedas en casa. La iglesia es el lugar donde los redimidos se encuentran con Jesús para alabar su nombre y agradecer por las bendiciones recibidas.
Es por eso que los feligreses deben cantar mucho, porque el cántico es la alabanza por excelencia. La iglesia donde no se canta puede estar dando evidencias de que le falta una experiencia salvadora en su vida.
Satanás hace que mucha gente piense que no necesita asistir a la iglesia porque en ella hay muchas personas cuyas vidas son un pésimo testimonio del evangelio, pero, bíblicamente, el motivo que debería llevarnos a ir al templo no debe ser saludar a los amigos que no vimos durante la semana. El motivo debería ser alabar el nombre de Dios, y ese acto de alabanza es capaz de unir los corazones y hacer desaparecer las diferencias que puedan existir entre las personas. Una iglesia unida por la alabanza y el espíritu de gratitud será también una iglesia unida en la misión de iluminar al mundo con la luz del evangelio. ¿Ya tuviste una experiencia de salvación con Jesús? Entonces ve a la iglesia y alaba el nombre de Dios.
Comentarios