Del llanto al gozo


Convertiste mi lamento en danza; me quitaste la ropa de luto y me vestiste de fiesta. Salmo 30:11 NVI

Volverán los rescatados del Señor, y entrarán en Sión con cánticos de júbilo; su corona será el gozo eterno. Se llenarán de regocijo y alegría, y se apartarán de ellos el dolor y los gemidos. Isaías 51:11 NVI

¿Has bailado alguna vez en un funeral? Esto sería impensable, absurdo. Los funerales son momentos de reflexión, tristeza y llanto. En los funerales esperamos encontrarnos con tristeza, lágrimas, no con gozo y celebración.

Lloramos por muchas razones, y cada pérdida dolorosa rompe nuestras emociones y nos hace recordar cosas del pasado y oportunidades perdidas, para preguntarnos cómo podría haber sido si... Seguramente, nada duele más que la muerte de un ser querido –echamos de menos a nuestra novio/a o esposo/a, o a nuestro hijo, o padre, o amigo... y deseamos escuchar esa voz familiar y sentir el roce, la presencia de esa persona.

A través de las Escrituras, aprendemos que, un día, Dios convertirá el llanto en felicidad, y la tristeza en gozo. Ese es el plan de Dios. Porque le conocemos, nuestro último destino es el cielo, y tenemos la segura esperanza de que un día, toda enfermedad, muerte y sufrimiento serán desvanecidos –seremos perfectos y completos. Todo lo que hay en este mundo, incluyendo nuestro dolor, es temporal, pero nuestro gozo durará por siempre jamás.

De A Cup of Living Water for a Hurting Soul (Tyndale House) pp110-11

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