De la locura a la paz en Cristo


Lo halló en tierra de desierto, en yermo de horrible soledad; lo rodeó, lo instruyó lo guardó como a la niña de su ojo. Deuteronomio 32:10.

Alejandro Bolívar era el anciano de la primera iglesia que me dieron para pastorear, y también fue mi brazo derecho al comienzo de mi ministerio. Un día, Alejandro me contó la historia de su conversión. Dios lo encontró "en tierra de desierto, en yermo de horrible soledad". Muchos creían que estaba loco. Pasaba noches enteras sin conseguir dormir. Se levantaba y vagaba por las calles en busca de un sentido para la vida. Era un profesional competente: Ingeniero de Producción de la fábrica de harina Santa Rosa, en la capital peruana. Tenía un buen salario, una familia estable; en fin, tenía todo para ser feliz, pero no lo era. Había dentro de sí una angustia terrible que lo oprimía y lo llevaba a la desesperación. En esas circunstancias, un día, andando por la calle, recibió la invitación para una serie de conferencias. El título del tema: "El secreto de la paz mental". Era todo lo que él estaba buscando: un poco de paz.

Su encuentro con Jesús sucedió rápidamente. Se apasionó por Cristo y comenzó a aceptar todas las verdades bíblicas. La familia y los amigos pensaban: "Está loco, y ahora la locura se manifiesta a través de la religión. Pero bueno, no importa, ya que a nadie le hace mal y parece que está más tranquilo. Vamos a ver hacia dónde va". Pero cuando Alejandro pidió la dimisión en la fábrica donde trabajaba, para guardar el sábado, y cuando decidió devolver el diezmo de una enorme cantidad de dinero que había recibido de la fábrica, los familiares quedaron sorprendidísimos. "Estás loco de verdad. ¿Qué va a ser de tu familia? ¿Cómo vas a vivir? Te están haciendo un lavado cerebral para quedarse con tu dinero".

Pero el Señor "lo rodeó, lo instruyó, lo guardó como a la niña de su ojo", y hoy continúa siendo feliz y próspero. Ya fundó varias congregaciones y se emociona cada vez que recuerda la manera maravillosa como un día el Señor "lo halló en tierra de desierto, en yermo de horrible soledad".

¿Te acuerdas de la primera vez cuando te encontraste con él? ¿No estabas perdido en los laberintos de la desesperación y en la loca carrera por entender el porqué de tu existencia? ¿Gozas hoy de la paz que sólo Cristo es capaz de dar? ¿Puedes, entonces, decirle en este momento: "Muchas gracias, Señor, porque en tu misericordia me encontraste y me cuidaste como a la niña de tus ojos"? Jesús es el único capaz de dar sentido a la existencia.

Pr. Alejandro Bullón

Comentarios

Entradas populares