Dios no olvidó


Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndolos aún. Hebreos 6:10.

Cuando éramos pequeños y terminaba el culto sabático, mis hermanos y yo nos ubicábamos a la salida de la iglesia para preguntar a las visitas si ya tenían donde almorzar. Una de las experiencias más hermosas del sábado era llevar visitas para almorzar en casa. Hasta hoy, en casa de mi madre y en la nuestra siempre hay invitados los sábados. Es una alegría compartir no sólo las bendiciones espirituales del culto, sino también el almuerzo.

La visita del pastor en casa era otra fiesta. El pastor visitaba nuestra pequeña congregación una o dos veces por año, y en esa ocasión mamá colocaba el mantel azul con fresas rojas, bordado por ella misma. Antes de llegar el pastor, nos advertía: "Hoy viene el siervo de Dios. Tengan mucho respeto".

Por aquel tiempo yo era apenas un muchachito de siete u ocho años, y no podía imaginarme que un día sería pastor, y que los hermanos también abrirían las puertas de sus casas y me harían sentar a su mesa.

En el versículo de hoy el apóstol registra una promesa hermosa para quienes desean ser cada día más semejantes a Jesús. "Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndolos aún". ) Cada acto en favor de los miembros de la iglesia, por menor que sea, está registrado en los libros celestiales.

Andando por el nordeste del Brasil, cierta vez llegué junto con el Pr. Abraham Dantas a la casa de un humilde hermano. Todo lo que tenía para ofrecernos era un poco de melaza, harina y agua. A las 5 de la tarde, después de una larga jornada sin alimentarnos, ese era un almuerzo de primera. Sin embargo, con certeza lo más interesante de todo es que en los registros celestiales está anotado: "Un poco de melaza, harina y agua dados con amor a dos cansados pastores" (ver S. Mateo 10:42).

Le ruego a Dios que el espíritu de hospitalidad no desaparezca de en medio de su pueblo, porque algunos, sin saberlo, "hospedaron ángeles" (Hebreos 13:2).

Pr. Alejandro Bullón

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