El día en el que el Sol se detuvo
Y el sol se detuvo, y la luna se paró, hasta que la gente se vengó de sus enemigos. ¿No está escrito esto en el libro de Jaser? El sol se paró en medio del cielo, y no se apresuró a ponerse casi un día entero. Josué 10:13.
Cuando Dios creó al ser humano, le dio la vida y el tiempo, y también le dio talentos, posesiones materiales y un cuerpo. No existe vida sin estos cuatro elementos.
La vida no es propiedad del hombre. El ser humano es solamente un administrador. La vida le pertenece a Dios. Por eso en la creación, el Señor le dijo a Adán: "Yo te presto la vida, y con la vida el tiempo. El tiempo es mío, pero sé que en el futuro correrás el peligro de pensar que el tiempo es tuyo. Entonces, para que nunca olvides que yo soy el dueño del tiempo, vamos a hacer un pacto: seis días podrás usarlos para ti, pero el séptimo día deberás devolvérmelo a mí. Mientras respetes la alianza sabré que me estás reconociendo como el dueño. Y si por algún motivo necesitas más tiempo, o llegas a tener dificultades con él, lo único que necesitas es venir a mí; yo soy el dueño y resolveré el problema. Pero si tú no me devuelves el sábado, sabré que te estás apropiando de mi tiempo. En ese caso, tú serás el dueño y tendrás que resolver solo tus problemas de tiempo".
En el versículo de hoy encontramos al pueblo de Israel con dificultades de tiempo. El día estaba finalizando y la batalla no había terminado. Durante la noche las cosas siempre resultan más difíciles. Era preciso recurrir al dueño del tiempo. Israel era fiel devolviendo el sábado a Dios como un día especial. Era, pues, hora de reclamar la promesa. Josué clamó al Señor y el Sol paró, y el pueblo tuvo tiempo suficiente para terminar su obra. A esa semana se le añadió casi un día más.
Esta es la promesa maravillosa de Dios. Si tú respetas la alianza establecida, él está siempre listo para cumplir su promesa, sin importar si para ello tiene que hacer parar el Sol.
Frecuentemente, encuentro gente desesperada con el tiempo. No tienen tiempo para nada. Viven cansadas porque durante la semana corren apresuradas de un lado para el otro y aprovechan el sábado para dormir, pensando que así están "guardando el sábado".
El sábado, mi querido amigo, fue separado por Dios para ser un día de comunión especial con él y con los semejantes, y si respetamos este pacto, él es fiel y justo para cumplir su promesa: habrá tiempo para atender nuestro programa de trabajo; y más, habrá descanso para nuestra alma. Entraremos en su reposo y disfrutaremos las maravillas de la salvación.
Pr. Alejandro Bullón
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