HARTARSE DEL PROPIO PAN


No ames el sueño, para que no te empobrezcas; abre tus ojos, y te saciarás de pan. Prov. 20:13.

Es bueno dormir después de un día de trabajo productivo. El sueño es el instrumento divino para renovar las energías. Un hombre normal duerme ocho horas por día. Si vive 75 años, habrá dormido 25 años. ¿Qué harías tú con ese tiempo a tu disposición?

El consejo del proverbio de hoy no es contra el sueño, sino contra la pereza. La Biblia, especialmente el libro de Proverbios, está llena de advertencias sobre el peligro de dormir cuando es hora de trabajar. El trabajo es el canal a través del cual Dios quiere derramar sus bendiciones para el ser humano.

Permanecer acostado, esperando que un cuervo te traiga pan para alimentarte, o que el puñado de harina y aceite que todavía te quedan en la despensa, duren para siempre, son actitudes propias del insensato. Pero, ¿no están esos milagros registrados en la Biblia? Sí, lo están. Sucedieron en circunstancias extremas. Dios continúa hoy dispuesto a obrar milagrosamente en situaciones de ese tipo.

Sin embargo, el mayor milagro que él podría hacer, es inducirte a ti a trabajar. Despiértate, dice él, abre los ojos, trabaja y yo te bendeciré de modo que te hartarás de tu propio pan.

Comienza hoy con lo que tienes en tus manos. El único trabajo que nunca se realiza es aquel que no se comienza. ¿Cómo llegarás al destino si no comienzas a dar el primer paso? No temas ante las dificultades. No encares las cosas difíciles como imposibles. Todas las cosas extraordinarias que hoy existen, fueron consideradas imposibles antes de que alguien aceptara el desafío de realizadas.

Acude hoya Jesús. No para pedir que te bendiga haciendo que aparezca un empleo, sino pidiéndole que te dé fuerzas para salir a buscar el empleo. Haz 1o que tú puedes hacer. Deja el resto con Jesús. Él abrirá las puertas. Pero tú necesitas tocar el timbre. Él fructificará la obra de tus manos, pero tú tienes que trabajar. La fórmula del éxito es orar mucho y trabajar mucho.

Haz de este día, un día de mucha oración y de mucha acción. Recuerda el consejo del hombre más rico y sabio de la Biblia: "No ames el sueño, para que no te empobrezcas; abre tus ojos, y te saciarás de pan".

Pr. Alejandro Bullón

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