A VECES LA PROSPERIDAD TRAE CONSIGO UNA CAÍDA ESPIRITUAL


"Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol" (Ecle. 2:11).

Salomón escribió el libro de Proverbios, pero después de un tiempo su sabiduría se mezcló con la paja. ¿De dónde surgió esta paja? Después de una etapa prometedora, se produjo un cambio en la vida de Salomón. Ya no continuó siendo fiel en su pureza y lealtad para con Dios. Rompió las barreras que el Señor había erigido destinadas a preservar a su pueblo de la idolatría. El Señor había separado a Israel como nación y la había hecho depositaria de la verdad sagrada que debía dar al mundo. Pero a Salomón lo seducía el poder político. Y favoreció las alianzas con los reinos paganos...

En la primera parte de su reinado, Salomón recibió la visita de la reina de Sabá. Esta vino para ver y escuchar su sabiduría y luego de haberlo escuchado afirmó que no se le había dicho ni la mitad. Pero su sabio y justo reinado cambió. El que conocía a Dios y la verdad, hizo una gran inversión de recursos con el fin de satisfacer a sus esposas impías. Se plantaron costosos jardines. El dinero de Dios, que debía considerarse sagrado y cuyo fin, según el plan divino, era asistir a los pobres del pueblo, se despilfarró en los proyectos ambiciosos del monarca. Estos fondos fueron desviados de su propósito original... Los pobres no estaban recibiendo ni casas, ni alimentos, ni vestidos, como el Señor indicó que se debía hacer. A través de su extravagante despilfarro de recursos, Salomón trató de complacer a sus esposas y glorificarse a sí mismo. De este modo, utilizó dichos medios, que eran abundantes, e impuso un pesado tributo sobre los pobres...

Su eficacia moral se desvaneció de igual modo como el poder se esfuma en un paralítico. Se esforzó por mezclar la luz con las tinieblas, sirviendo a Dios y a Mamón. Se sintió libre para vivir una vida salvajemente licenciosa. Pero Belial y la pureza no tienen nada en común y el curso tomado por el monarca produjo sus consecuencias. Al separarse de Dios, el conocimiento del Eterno se apartó de él...

Las personas que manejan dinero deben aprender una lección de la historia de Salomón. Los que viven en forma desahogada están en continuo peligro de pensar que los recursos financieros y la posición de privilegio les asegurarán el respeto ajeno y que no necesitan ser tan escrupulosos. Pero la exaltación propia es sólo una burbuja. Al usar mal los talentos otorgados, Salomón apostató de Dios. Cuando Dios da prosperidad a los hombres, ellos deben cuidarse de no seguir las imaginaciones de sus propios corazones, no sea que hagan peligrar la sencillez de su fe y malogren su experiencia religiosa (Manuscrito 40, 1898).

E. G. White

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