Estoy esperando
Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, mientras me dicen todos los días: "¿Dónde está tu Dios? " Salmos 42:3.
Rubén, nuestro segundo hijo, era un muchachito de apenas 5 años y estaba perdido en el centro de la enorme ciudad de Bello horizonte. Mi esposa y yo salimos en su búsqueda. Fue mi esposa la que lo encontró, en la plaza de la estación terminal de ómnibus. Estaba sentadito, tranquilo, como si nada de extraordinario estuviera sucediendo. Después, cuando ya estábamos en el refugio de nuestro hogar, le pregunté:
-¿No tuviste miedo?
-No -fue la respuesta lacónica.
-Pero los niños tienen miedo cuando están perdidos -le dije yo.
-Pero yo no estaba perdido, sólo estaba esperando. Yo sabía que me iban a buscar -respondió él admirado.
¿Alguna vez en la vida te sentiste perdido en las enormes calles de esta vida? ¿Sentiste que caminabas solitario como un trompo? ¿Alguien te preguntó sarcásticamente, como le preguntaron a David, "¿Dónde está tu Dios?"? ¿Estás perdido? ¿0 "sólo estás esperando, porque sabes que él vendrá a buscarte"?
En el versículo de hoy el salmista expresa el dolor que siente porque en algún momento todo parece andar mal y los escarnecedores aparecen para decir: "¿Cómo es posible que sufras si eres un hijo de Dios? ¿Dónde está tu Dios? ¿Dónde están las bendiciones que te fueron prometidas?"
No puede existir un momento más doloroso que cuando la persona en que confías parece no acudir en tu defensa. ¿Cómo reaccionarías ante un padre que ve a un grupo de muchachos pegándole a su hijo y no reacciona? ¿Qué pensarías de un padre que es considerado un héroe por el hijo, pero que en su presencia permite que otros lo ofendan o vituperen?
Tal vez logres entender el porqué de las lágrimas del salmista; perseguido, humillado, traicionado y sufriendo burlas por confiar en un Dios que parecía no reaccionar.
Rubén nos contó esa noche que mucha gente le preguntaba: "¿Estás perdido?" Y él les respondía que no, que sólo estaba esperando a sus padres.
Y tú, ¿estás perdido? ¿Te sientes abandonado? ¿0 ya conoces lo suficiente a Jesús como para saber que nunca te olvida y que, si demora, debes esperarlo porque ciertamente vendrá y no tardará?
A medida que nos aproximemos al fin, cada día aparecerán escarnecedores, burladores, vituperando el nombre de Dios. Debes estar preparado para continuar creyendo en él, aunque no puedas verlo. Pero, para tener la certeza de su presencia, aún sin verlo, es necesario convivir con él en un compañerismo diario, en una vida de comunión a través de la oración, el estudio de la Biblia y el testimonio. En esa convivencia maravillosa, él llegará a ser real para ti al punto de que sabrás que nunca estás solo, que no estás perdido, que "sólo estás esperando".
Pr. Alejandro Bullón
Comentarios