Actos buenos que no tienen valor


Hizo él lo recto ante los ojos de Jehová, aunque no de perfecto corazón. 2 Crónicas 25:2.

Amasías quedó en la historia como el hombre que "hizo lo recto ante los ojos de Jehová, aunque no de perfecto corazón". Es posible hacer cosas buenas, pero finalmente ser reprobado por Dios. El joven rey de Judá, que asumió el poder a los 25 años de edad, es un triste ejemplo de las personas que se esfuerzan para agradar a los otros, pero todo lo que hacen es hueco, porque no nace de un corazón convertido. Hay cristianos que creen que deben vivir de acuerdo con las normas divinas para poder ser salvos. Otros admiten que no hay nada que podamos hacer para ganar la salvación.

¿Por qué tanta confusión en cuanto a la salvación ? ¿Qué es lo que Dios realmente está deseando? ¿Que los hombres hagan lo que es recto como mera fórmula, o que hagan lo que es recto con corazón perfecto?

Llevar a una persona a vivir una vida de obediencia exterior es relativamente simple. Pero inducir a una persona a una vida de obediencia auténtica requiere amor, paciencia y tiempo para enseñarle cómo es que Dios desea llevar e su pueblo a "hacer lo que es recto con corazón perfecto".

Si inducimos a la gente a creer que se va a salvar simplemente porque llevan una vida correcta, estaremos contribuyendo de alguna forma a su perdición y cayendo en la misma tragedia de algunos líderes de Israel, quienes recorrían mar y tierra para hacer un prosélito, pero cerraban el reino de Dios delante de los hombres.

Por otro lado, si predicamos sólo acerca de la gracia redentora de Cristo, sin mostrarles que no hay salvación sin frutos, y que los frutos deben proceder de una vida de comunión con Cristo, corremos el peligro de crear una generación acomodada, tibia y secularizada.

Nuestra salvación es gratuita. No hay nada que podamos hacer para ganarla. Incluso "el aceptar" ya es un fruto del Espíritu Santo, que opera en nosotros tanto el querer como el hacer.

¿Cómo viven los salvos? Ese es nuestro gran desafío: mostrar cómo se visten, cómo se comportan, qué tipo de música y recreaciones tienen los que fueron salvados por Jesús. Pero nunca debemos presentar eso como la razón de nuestra salvación.

Amasías hizo lo que era recto a los ojos de Dios. Pero eso, sencillamente, no bastaba. Fue reprobado, porque no lo hizo con corazón perfecto. La obediencia en sí no tiene mérito salvador. La obediencia sólo tiene un olor suave cuando procede de un corazón salvado y agradecido a Dios.

Hagamos de este día, un día de comunión y compañerismo con el único que es capaz de llevarnos por el camino de la obediencia auténtica.

Pr. Alejandro Bullón

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