Por qué tener miedo de la noche
Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y protección es su verdad. No temerás al terror nocturno ni a la saeta que vuele de día. Salmos 91:4, 5.
Quienes un día llegamos a conocer a Jesús, tenemos algún motivo de agradecimiento. Llegamos a él con el peso de la culpa -llevando muchas veces una personalidad torcida por el pecado, cargando traumas y complejos que no nos permitían ser felices, abrigando temores y miedos que nos atormentaban-, y en Jesús fuimos liberados de todo lo que perturbaba nuestra paz.
El drama de Gloria, una señora de clase media alta, era su profundo temor a la oscuridad. Era un miedo inconsciente que cargaba desde niña. Ya adulta, trató de entender las causas de ese miedo incontrolable y acudió al psicólogo, sin obtener resultados positivos. Dormía con las luces del cuarto prendidas, ya que de otra manera le resultaba imposible conciliar el sueño.
Pero un día conoció el evangelio, y entre las muchas promesas bíblicas encontró el versículo de hoy: "No temerás al terror nocturno... Con sus plumas te cubrirá y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y protección es su verdad".
En el original hebreo hay dos palabras que se traducen por escudo. La primera es magen, que es el escudo que conocemos y que el soldado lleva en una mano mientras empuña la lanza con la otra. La segunda palabra es tsinnah, que se refiere a una especie de coraza que protege todo el cuerpo. En el versículo de hoy, Dios no promete ser nuestro magen sino nuestro tsinnah. No existe posibilidad de que seamos alcanzados. El enemigo puede atacarnos por donde quiera pero no puede tocar nuestra vida, porque el Señor protege nuestro cuerpo entero.
¿Cuál es, entonces, el motivo para vivir con miedo de los horrores de la noche o de los peligros que amenazan de día?
Aquí hay un mensaje de consuelo para las personas que, por fuerza de las circunstancias, tienen que trabajar de noche como chóferes, guardias u otras tareas nocturnas. Hay también un mensaje de esperanza y liberación para los que, como Gloria, tienen miedo de la oscuridad sin saber por qué.
El Salmo 91 tiene palabras de ánimo para quienes pasan por momentos de tribulación, especialmente para "el pueblo de Dios que observa los mandamientos divinos", y para los que "pasarán por el tiempo de angustia" y los peligros de los últimos días.
El predicador inglés Charles Spurgeon decía: "Démosle a Dios las mañanas de nuestros días y las mañanas de nuestra vida. La oración debería ser la llave que abre de día el cerrojo de la noche. La devoción debería ser el astro matinal y el lucero de la tarde. Si comenzamos bien el día, durante sus horas tendremos una mayor conciencia de la presencia de Dios. También tendremos una mayor seguridad de llegar al lecho, a la noche, con el corazón lleno de paz y confianza.
Pr. Alejandro Bullón
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